Cuando se va terminando un proyecto, muchas veces se piensa que todo está completo, pero de pronto empieza a notarse que no se pensó en todo, y algo así como una adenda, figurativamente, es importante considerarlo más si se trata del bienestar de niños, niñas y adolescentes. Y con mayor énfasis quienes se encuentran en situación de discapacidad o en riesgo de la misma.
Se dice que todo está quedando bonito, sí agrada a la vista, aunque falta más verdor vegetal, pero existen observaciones que parece ya no importa, detalles que se terminan de alguna forma, es que apremia que las familias, empresas y diversos negocios de la zona puedan recuperarse poco a poco, después de varios años de obstaculizaciones en las vías, de impaciente espera, para su culminación. Aunque no ingresarán vehículos la circulación peatonal se normalizará en todos sus extremos.
La Alameda de Iquitos en su área de influencia tiene dos locales que como los trates, marca el tipo de sociedad que somos o la clase de ciudadanía que lo permite, pero estamos a tiempo de resarcir, y nos referimos al local del Prite Iquitos con menores con limitaciones que no requiere muchos millones para albergarlos como merece su condición para recuperarse y trato pedagógico.
Qué pensarían de nosotros los turistas que al pasear por la Alameda decidan curiosear y entrar al local del Prite, deprimente verdad, local implementado a las justas. Para ellos no hay millones disponibles. El personal de educadores y psicólogos hacen lo que pueden, le ponen actitud profesional, pero el local no acondicionado para soportar altas temperaturas dificulta sus labores. Se nota que no hay equilibrio en las priorizaciones del gasto público. Para estos grupos humanos hay pocas posibilidades presupuestarias o casi nulas.
Aparte del Prite Iquitos, el otro local es del colegio Fernando Lores Tenazoa, edificio histórico y patrimonio cultural de la nación donde funciona esta institución educativa. Qué mal estarán pagando para que por estar dentro de la Alameda sólo se hayan limitado a pintarle la fachada, sin arreglarle el techo, ni las aulas internas donde escolares cuyos padres no tienen harto dinero, estudian como sea. ¿Para ellos habrá alguna posibilidad de mejorar su vida educativa? ¿Será posible que alguna vez se priorice de verdad la educación de todos?