Por: Augusto «Tito» Rodríguez Linares
Escritor-Periodista-Locutor
Este sábado 26 de marzo recordaremos el 83 aniversario de la más grande demostración de heroísmo que protagonizó un valiente soldado iquiteño defendiendo nuestra frontera en aquellos aciagos años en que todos los vecinos países, sin ninguna excepción, querían arrebatarnos preciados territorios loretanos ante la complaciente mirada de políticos, militares y gobernantes costeños, acostumbrados a regalar este suelo bendito para satisfacer sus abyectas ambiciones de hacer fortuna con lo que nuestros abuelos y padres cuidaron con amor y mucho patriotismo.
Fernando Lores Tenazoa ya no estaba en el servicio activo. Ya era un licenciado más que regresó a la tierra que lo vio nacer para sumarse al fatigoso trabajo que realizaba su familia en Iquitos, cuando se inició la campaña promovida por un país vecino que ansiaba apoderarse de tierras peruanas para colmar sus aspiraciones de salir al majestuoso y señorial río Amazonas.
Como todo valiente selvático acostumbrado a enfrentarse a las amenazas que cada momento, día y noche, tiene el bravo monte, pensó en el serio peligro que representaba una invasión de su sagrado territorio, pidió enrolarse nuevamente con el grado de Sargento Primero y así, vistiendo el sagrado uniforme de la fuerza que lo albergó en su juventud, marchó decidido a enfrentarse al felón, cuyas ambiciones pretendían cercenar nuestra querida Patria, herencia de soldados y civiles que abonaron con su sudor y su sangre la tierra bendita que el ser supremo nos entregó.
Fernando y el cabo Reyes Vargas en la trinchera y más allá sobre un árbol, el bravo ucayalino Alfredo Vargas Guerra, más los 7 soldados a quienes Lores llamaba mis «tenazoas», en homenaje al apellido de su madre, impedían que los marinos colombianos de las cañoneras Cartagena y Santa Martha, con el apoyo de un avión de bombardeo, desembarquen en Gueppí.
Desde las 3 de la madrugada en que los colombianos intentaron invadir la tan preciada loma, fueron mantenidos a raya por los valerosos peruanos, que en lugar de replegarse hacia Pantoja, como les habían ordenado, sirviendo de retaguardia a sus demás compañeros, se quedaron en la guarnición para dar la cara por el Perú e impedir que los enemigos pusieran sus botas en territorio peruano.
Uno a uno caían nuestros bravos soldados, mientras el sargento Lores, ya herido, se desplazaba de un lado a otro por la trinchera haciendo vomitar fuego a las ametralladoras peruanas dando la impresión a las tropas enemigas que los defensores estaba ilesos.
Narran los historiadores colombianos que pasadas las 11 de la mañana consiguen su propósito ante el silencio de las armas peruanas. Cuando llegan a la heroica y ya silenciosa trinchera encuentran que todos los «tenazoas» estaban muertos y cubiertos de sangre. Sólo uno mostraba los estertores de la muerte agarrado a su ametralladora, era Lores. Cuando el médico colombiano se acerca a tomarle el pulso apoyado por un sacerdote que rezaba por los caídos, Lores, que ya se elevaba hacia la gloria, abre los ojos y al verse rodeado de soldados enemigos, lanza un escupitajo seguido de una maldición y exhala el último suspiro, mientras que el galeno calificaba a Fernando como un guapo cholo peruano, según deja constancia en sus apuntes sobre la toma de Gueppí.
En noviembre del año pasado, este escriba, por razones laborales, estuvo en Guepí, colocando sus ya veteranos pies sobre la hierba que cubre ahora la trinchera donde Lores se inmoló por nuestra patria. Fue un momento emocionante en nuestra vida, que jamás olvidaremos, porque de esta forma el destino quiso compensarnos la gran admiración que siempre sentimos por la hazaña de Lores, al que hace algunos años dedicamos un radioteatro auspiciado por la UNAP en la época del Ing. Torres Vásquez y actualmente tenemos una historia de la vida de Lores, tipo comic, que no podemos hacer circular por falta de financiamiento para solventar el pago del dibujante. Esperamos hacerlo pronto.
Fernando Lores Tenazoa es un ejemplo imperecedero para todos nosotros, especialmente para nuestros valerosos jóvenes peruanos, loretanos especialmente, para defender hasta con la vida este bendito territorio nuestro por encima de intereses subalternos.
Gloria a Lores y sus Tenazoas…!!!