-Tenemos que aprender a prevenir las consecuencias.
Tomando referencia a la sabiduría popular podemos afirmar que está iniciándose el invierno amazónico caracterizado por persistentes lluvias, aunque una característica poco común es la combinación con la altísima temperatura que experimentamos como preámbulo de los aguaceros.
Nada debería extrañarnos teniendo en cuenta los efectos del cambio climático en la región, el país y el mundo; sin embargo, tenemos que aprender a prevenir las consecuencias en la salud y en las costumbres que tenemos.
Estos últimos días hemos tenido la combinación muy marcada de una muy alta temperatura con la sensación de más de 40ºC, cuyos primeros efectos en la salud son la quemadura en la piel con riesgo de insolación, la resequedad, deshidratación y la aparición de pequeñas manchas rojizas en el cuerpo, conocido también como sarpullidos.
Respecto a las costumbres que tenemos muchos todavía se resisten a protegerse del sol, ya sea conductores de vehículos lineales y los peatones tampoco utilizan ropas adecuadas como mangas largas y paraguas, que curiosamente se utilizaba en la época del caucho, parece más como una moda o quizá también por protección.
Las pomadas y líquidos protectores de rayos solares pareciera que no surten mayor efecto a decir de algunas personas que lo utilizan y en las instituciones educativas pareciera que la directiva del Ministerio de Educación de no exponer al sol a los estudiantes en determinadas horas no se cumple a cabalidad. Y las recomendaciones de usar gorros, ropas adecuadas de protección en caso que fuera imperativo exponerse un momento a los fuertes rayos solares.
Mientras el clima y sus cambios nos plantean la combinación mencionada los entes responsables deberían persistir en orientar a la población sobre las medidas necesarias a fin de prevenir malestares en la salud que podrían ser fatales. (DL)