Algunas reflexiones sobre la educación en el Perú

Por: Manuel Fernando Flores Orellana (mflores2508@hotmail.com)

Recientemente culminó con éxito en la ciudad de Urubamba en Cusco, la 48 Conferencia Anual de Ejecutivos CADE 2010. Sin lugar a dudas uno de los temas que concitó la mayor atención fue el abordado por Inés Temple , «Educación: La base de la innovación».

Siempre se ha dicho hasta el hartazgo que la base de cualquier sociedad es la educación, sin duda alguna su situación en nuestro país es realmente delicada, para empezar podemos decir que es un derecho que lamentablemente no ejercen todos los peruanos, según el último censo nacional realizado por el INEI (Instituto Nacional de Estadística e Informática),  el analfabetismo en nuestro país alcanza al 7.1% de nuestra población; ahora aclaremos y empecemos suponiendo que efectivamente  el 92.9% de los peruanos estamos  alfabetizados, claro está, bajo los parámetros de saber leer y escribir no muy habilidosamente, entonces toca preguntarse, ¿Recibimos una buena educación los que accedemos a ella? No quiero dar una imagen pesimista, pero tengo que basarme en las conclusiones emitidas por el WORLD ECONÓMICO FÓRUM: Informe de Competitividad 2010-2011, en donde ubican al Perú en lo que respecta a Calidad del Sistema Educativo en el puesto 124 entre 139 países seleccionados. Y si a esto añadimos el Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes o Informe PISA hecho por la asociación entre la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la UNESCO, cuyo trabajo de investigación consistió en la evaluación de alumnos de entre 15 y 16 años sobre matemáticas, ciencias y comprensión de lectura en 42 países de Europa, Asia y Latinoamérica; el resultado: el 80% de los alumnos peruanos no entendía lo que leía, dejando a nuestro país en el vergonzoso último lugar de los países analizados, pero no, esto no acaba aquí, años después el Foro Económico Mundial nos ubica en el puesto 131 de 131 países analizados para su ranking de educación, simplemente patético, de inmediato toca preguntarse, ¿Qué hace el gobierno ante esto? Sorprendentemente ante todo esto, nuestro país destina apenas del 2.9% de su PBI a la educación cuando lo recomendado es dedicarle por lo menos el 6%, la media mundial hoy en día es de un 5.7% como ya vemos no hay países perfectos, pero el mal ajeno es el consuelo de los tontos.

Hace ya un par de años vi un reportaje en uno de nuestros típicos semanarios de los domingos por las noches que me impactó sobremanera, el periodista llegaba a un colegio estatal de Puno llamado «Ricardo Palma» y le preguntaba a un alumno por quién daba el nombre a su colegio, el muchacho dijo que Ricardo Palma era el dueño del centro, luego se acercó a una alumna y le preguntó si sabía quién era el actual presidente de los Estados Unidos (en aquel entonces Bush, la chiquilla le dijo que George Washington, aquella noche sólo atiné a reírme como seguramente harían muchos, pero después de la risa llegó la reflexión y la impotencia, visto lo visto no queda mucho por decir en cuanto a nuestro sistema educativo.

La educación es sin lugar a dudas la base del desarrollo en cualquier país del mundo y representa el verdadero motor de cualquier política económica y social seria y responsable por la generación de conocimientos y destrezas intelectuales que genera en las personas capaces de impulsar un mayor crecimiento económico y protagonizar el cambio hacia la modernidad y eficiencia en el bienestar y calidad de vida que requieren nuestros pueblos.

En la actualidad, en el Perú existe una educación basada en su ineficacia para constituir una generación de «sociedad de ciudadanos» y en donde sólo se brindan materias o cursos acordes con una currícula educativa, cuyo objetivo principal es preparar o pretender preparar a los jóvenes de hoy para un posible examen de admisión a una universidad. Digo posible, porque acabar la educación secundaria para muchos jóvenes y adolescentes, es de por sí ya un logro, dada las dificultades económicas y sociales por las que atravesamos, y lo más lamentable, aquellos que logran acabar la secundaria y deciden postular ya sea a una universidad estatal o una universidad privada de prestigio, chocan contra una cruda realidad: la educación que recibieron en sus colegios no les sirve de mucho, por no decir nada, para lograr una admisión directa a un centro de educación superior. Si pretendemos formar una nueva generación de líderes, con iniciativa y responsables por su propio destino, tomemos consciencia, sobre todo las autoridades del Sector,  que el mundo viene experimentando una serie de cambios, principalmente en materia de conocimientos que exigen eficiencia, competitividad y alta exigencia para salir del subdesarrollo y la pobreza colectiva en que nos encontramos.

Obviamente el alumno sólo no podrá conseguir todo lo que se espera de él, esto requiere de una asistencia en programas sociales a los sectores menos favorecidos de nuestra sociedad como por ejemplo alimentación, aunado a un programa de capacitación constante a maestros y un mayor presupuesto destinado al sector educación.

Corresponde a nuestras autoridades crear reformas de estructura y no simplemente de leyes, urge cambiar la currícula educativa actual, introduciendo algunos cambios como aplicar el uso de la tecnología al servicio del alumnado, desarrollando proyectos a nivel individual entre los alumnos(¿por qué no?) que generen una respuesta de confianza y seguridad en ellos, que los jóvenes en edad escolar vean en el conocimiento actual y futuro un instrumento de cambio y superación al servicio de ellos mismos, sus familias y la sociedad en general.

Poner la educación en la cabeza de la agenda política, social y de la opinión pública es la tarea prioritaria para el próximo gobierno, por el momento habrá que conformarse con algunas reformas que ya se han iniciado; por mi parte puedo decir que me entusiasma el plan de la carrera pública magisterial, creo firmemente que dará buenos resultados a largo plazo siempre y cuando se siga con la evaluación continua de alumnos y profesores. Por otro lado el cambio de mentalidad de los peruanos es necesario, más que ello me atrevería a decir que urgente, desgraciadamente nos hemos sumido en la decadencia cultural, hoy somos los jóvenes los que hemos cogido la posta de nuestra historia y nos debemos a su cambio, si podemos hacerlo, empecemos por dar el primer paso. Gracias por leerme.