Jamás estaremos de acuerdo en pensar que un albergue puede reemplazar al hogar familiar donde deben desarrollarse los menores de edad; sin embargo, la realidad está lejos de nuestro deseo por lo que asegurarles un lugar donde estar protegidos los y las menores en abandono moral y material, se presenta como alternativa en los albergues.
Pero, estos espacios han pasado a estar poco supervisados por el Estado que es el llamado de acuerdo a ley a proteger a nuestra infancia y la sociedad civil que orgánicamente no funciona como debiera. Lo cierto es que ni los albergues estatales de menores están en las mejores condiciones, ni los privados.
Al punto que en el paso de los años se han politizado y no se denuncia lo que pasa ahí dentro, quizás porque los cargos tienen esa línea fina de tras revelarlo pierden el puesto laboral. Esto desde el punto de vista de supervivencia es comprensible, pero existen instancias supervisoras que tampoco han cumplido debidamente con nuestra niñez.
Se tuvo que perder una vida para mirar cómo están funcionando, y vaya sorpresa, sin licencia municipal; pero vayamos a ver cómo están los supervisores ediles sobre las licencias de construcción, por ejemplo, donde se darían situaciones que ciertos ciudadanos cederían a sutiles chantajes económicos con tal de no retrasar proyectos de negocios. Ahí sí la supervisión es agresiva.
Tuvo que morir una niña en el intento de escapar de un “albergue” sin autorización para que salten las irregularidades y ni los vecinos denunciaron lo que se rumoreaba pasaba dentro de ese lugar, quizás bastaba dar la voz a la Fiscalía o a la Demuna, o llamar a un medio de comunicación y lanzar la alerta. En fin, una lección desgarradora para todos.
Y ahora qué hacer, ya se conoce que no tenían autorización, pero se desconoce si alguien está siendo procesado por tamaña forma de arriesgar a infantes. Esto ha dado lugar a que se conozca que los albergues de niños y niñas de Iquitos hace unos diez años que sufren de hacinamiento. Y no hay capacidad de gasto en el GOREL y municipalidades, no gastan todo lo que pudieran, incluyendo ampliación de los ambientes de los albergues y hasta nuevos locales. El colmo. Y en la propaganda de campaña electoral abundan niños.
Necesitamos como sociedad civil que se brinde un amplio informe de la situación de los albergues de niños, niñas y adolescentes de Iquitos, uno por uno, y cuál va ser la solución de las autoridades. Que no quede en la denuncia y en la impunidad.