Estamos rodeados de agua y no le damos el gran valor que tiene este recurso natural, como se dice que recién se valora lo que se tiene, después que se ha perdido, o simplemente cuando no lo tienes, como pasa con muchos lugares del país y del mundo que carecen en abundancia de este líquido vital.
A nosotros nos sobra el agua, pero nos falta muchísima buena actitud para cuidarla, mantenerla limpia, y exigir que sea protegida por las autoridades de turno o de las competentes, para que este recurso no termine contaminándose por completo y resulte inutilizable.
Los gritos de auxilio, figurativamente vienen de las zonas contaminadas por derrame de petróleo, que no pueden usar agua de pozos del subsuelo porque también se afectaron, y tienen que caminar largos tramos para extraer de los ríos. Ellos sufren de mayor contaminación, y por acá nosotros todavía no nos hemos afectado en ese extremo.
Pero, que todos los días se contaminan los ríos que nos rodean, es un hecho, desde lo que arrojamos todo tipo de deshechos a los espejos de agua, a los ríos Nanay, Momón, Itaya y Amazonas, sin darnos cuenta o a conciencia creyendo que son nuestros tachos de basura. A diario ensuciamos los ríos, arrojando además otras aguas contaminadas como los desperdicios de los hospitales, del camal, que no son tratados.
Además, basta con mirar la ribera de los puertos y de las zonas inundables urbanizadas irregularmente, para que se corrobore esta triste e indignante realidad, que a la corta o a la larga nos va perjudicar de forma grave. No tendremos derrames de petróleo cerca, pero, hay otros deshechos incluyendo los residuos del combustible de las embarcaciones fluviales pequeñas y grandes.
Todos tenemos nuestra cuota de responsabilidad en este tema que, así como va, tiende a ser más complicado en caso no cambiemos de actitudes y al mismo tiempo exijamos que se cumpla la ley, así como la reglamentación del cuidado y protección de nuestro recurso natural: El agua. Para que tengamos una vida saludable.
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