Que al momento de aterrizar la llanta delantera de una avioneta quede atrapada en un hueco de la pista, doblando su soporte y, a pesar de la velocidad, lo haga detenerse de pecho, es un tremendo riesgo que ayer sufrieron los pasajeros que viajaban de Pucallpa a Contamana.
Es que la necesidad de trasladarse en corto tiempo de Pucallpa a Contamana o viceversa, hace que las empresas de aerotaxis sigan operando en la ruta, a sabiendas que el aeródromo de la capital de la provincia de Ucayali se encuentra deteriorado, lo que no garantiza un aterrizaje normal de las avionetas. Se arriesgan de todos modos poniendo en peligro la integridad física de sus pasajeros. La demanda de pasajes es alta, porque no hay forma de llegar en 20 minutos de un lugar a otro. Cuando de cumplir con las obligaciones se trata, uno toma la vía más rápida, exponiéndose a una desgracia.
Es preocupante que la Dirección General de Transporte Aéreo del Ministerio de Transportes y Comunicaciones mantenga la autorización de uso del aeródromo de Contamana. No es posible que las autoridades del lugar no tomen las medidas del caso para cerrarlo temporalmente y de inmediato hacer los trabajos de refacción y mantenimiento a fin de garantizar un buen aterrizaje. En este sentido, no se sabe si es que hay un interés de por medio que les ate las manos, para no tomar una decisión ahora mismo.
En todo sentido, primero debe primar el buen estado de las vías que la colectividad utiliza, sean estas para vehículos de transporte terrestre como aéreos, en el caso de aeródromos y aeropuertos. Estos últimos más aún, ya que reciben vehículos de alta velocidad que una piedra o un ave puede ser motivo de un accidente, cuando se interponen en su camino.
Este último, es uno más de los muchos accidentes que se sucedieron en el aeródromo de Contamana, los que no han significado ningún problema para los funcionarios de la DGTA-MTC, que para ellos, no hay de qué preocuparse, ni del buen estado de la pista de aterrizaje, menos todavía de la vida de los pasajeros de las avionetas.





