Lamentablemente, la corrupción parece ser un mal endémico que hasta los más representativos funcionarios de nuestra poco eficaz, pero inquietante política local, no se resisten a la enorme posibilidad de hacerse pasar por alguien que no es y es por eso que buscan ser lo que nunca fueron ni llegarán a ser. Nos referimos a los que piensan que el cargo de funcionario político les durará toda una eternidad.
Enfocarse a que el cargo dura 4 años a lo sumo, es el principio para determinar que no es posible aprovecharse del cargo y, que lo que no dura no permite crecer como persona.
En más de una oportunidad hemos aseverado que existen personalidades con enormes y agobiantes documentos personales, parecidos a un vademécum médico y no una referencia personal, cayendo en un gran egocentrismo, en que dicen poder hacerlo todo y desean hacerlo todo, hasta que la «necesidad» de tener más con poco esfuerzo, se convierte en la necesidad de cada quien.
La primera fundamentación para que todo salga mejor y cambie de verdad, será la denuncia, indicar quién o cuál funcionario está dispuesto a colocar en un puesto de trabajo a tal o cual persona, a ese atrevido que dice que es el más influyente y que dice tener la representatividad pura del conocido «número uno». A ellos son precisamente a los que hay que identificar y eliminar. No creamos que el destierro lo puede todo, pero al menos, un buen tiempo estarían fuera de circulación de nuestro ambiente local, pero para eso se necesita un o una valiente que diga las cosas como son y con pruebas, porque no se trata de mancillar honras, pero sí indicar fehacientemente quién o quiénes son los que mantienen viva la corrupción.
Estamos en un momento importante, basta de chantajes absurdos y sin sentido, basta de aquellos que con videíto en mano buscan colocar a uno u otro despistado, o que bajo el manto protector del desconocimiento electoral o de quién eligió a quién, buscan agruparse apelando al oportunismo, que luego hace notar el fracaso de una gestión, porque en la función pública no se trata de personas, ni del aprovechamiento de la oportunidad que tiene circunstancialmente un grupito, menos aún el logro personal. Es el desarrollo social colectivo por el que precisamente han accedido al poder. Eso tenemos que hacérselo notar y de forma categórica a quienes ostentan el poder por estos años y en los venideros. Que siempre se tenga en cuenta que el bienestar común es el fin que persigue la política.