Resulta lamentable informar hechos luctuosos que enlutan a familias enteras de nuestra región, y todo por incumplirse normas y leyes que han sido promulgadas pero que allí están sin servir a nadie, dada la casi patológica costumbre de autoridades y ciudadanos de soslayar la ley y optar por la informalidad, con consecuencias que como en este caso son vehículos de tragedia sin nombre.
Lo sucedido en la madrugada del día martes, exactamente a las dos de la mañana frente al caserío Santa Rosa cerca a Indiana en el río Amazonas, certifica lo antes dicho, ya que en la hora y lugar mencionado, por excesivo numero de pasajeros y varios miles de kilos de carga que viajaban en la moto nave «Camila», ésta se hundió, dejando un doloroso saldo humano de muertos y heridos, así como ingentes sumas de dinero representadas en los costos de la carga perdida.
Haciendo un poco de historia, debemos recordar que tales tragedias a través del tiempo, obligaban tras cada accidente a crear nuevos controles y sistemas de seguridad, que lamentablemente nunca fueron obedecidos.
Allí en el camino ha ido quedando la exigencia que obligaba al pasajero de toda nave de transporte de pasajeros, a inscribir su nombre y documento de identidad además del nombre de la nave, en una oficina creada para tal fin. Sin ninguna explicación dicha oficina desapareció. Por otra parte, la autoridad que debe controlar el flujo de pasajeros y volumen de carga, es capitanía de puerto, única autoridad autorizada para ordenar el zarpe es capitanía de puerto previa certificación del cumplimiento de las normas establecidas para que una nave zarpe legalmente.
Como consecuencia de este luctuoso suceso, hasta la hora de escribir esta nota había doce cadáveres rescatados y más de un centenar de heridos, faltando aún rescatar posibles muertos atrapados en los restos de la nave.
Por declaraciones del presidente regional, se sabe que la nave «Camila» llevaba también un cierto número de reses, que al parecer fueron el causal del accidente, se suma a tal desidia el transporte de gran cantidad de combustible; es decir, todo un atentado contra la vida humana.
Pero donde parece que hubo algo de negligencia, fue en no escuchar ni poner en práctica un sistema de rescate que según el alcalde de Maynas, podría haber permitido un rescate más efectivo si se hubiera puesto enmarca el uso de la grúa que puso a disposición de los rescatistas el empresario naviero Mario Da Costa, pero nadie tuvo la ocurrencia de hacerlo.
En suma, una tragedia más que enluta a varias familias loretanas, por causa de la improvisación y la informalidad, en la que lamentablemente no sólo los responsables de la seguridad de los viajes fluviales tienen responsabilidad, sino también los usuarios del servicio, o sea los mismos pasajeros que evaden la responsabilidad de denunciar a los propietarios de las naves que con su irresponsable actitud, provocan accidentes que cobran muchas vidas. ¿Hasta cuándo?.
Que demanden a la marina como tercero civil responsable por la perdida de todas esas vidas humanas por permitir el zarpe de naves que no cumplen las normas a ver si asi se ponen las pilas es hora que hagan un buen muelle o que solo el de enapu Zarpen las naves es la desidia de las autoridades que no les interesa la vida humana solo para las elecciones se acuerdan y prometen lo imposble.
Igual que el aeropuerto no cuesta nada cercar y brindar facilidades a los viajeros dejando ingresar con boleto en mano programando los zarpes.
Transporte no debe autorizar licencias para carga y pasajeros menos ganado que se mueven y si esta con sobre peso entrara agua y adios barcasa.
Al final no pasa nada se olvidaran de la camila igual que la chachita y otras naves que igual destino tuvieron.