Las menores de edad atacadas por personas adultas de diferentes formas y sectores, tienen en lo más profundo de su ser el grito inocente que clama justicia y que lamentablemente no tienen cómo expresarlo, porque se normalizan los delitos que confundidas sufren en silencio.
Cuesta aceptar que una persona preparada para desempeñar una función y conocedora de leyes, puede cometer aberraciones que para ningún ignorante en la materia pasaría desapercibido, es hasta de sentido común comprender que una menor de 12 años no puede decidir consentir relaciones sexuales con un hombre de 46 años de edad, sin que este no haya utilizado su poder de adultez para lograr su propósito.
Es también inadmisible que una autoridad, en este caso de la fiscalía puede consignar en un informe que una menor de esa edad ha consentido la relación sexual a sabiendas legalmente que de menos de 14 años, no es aceptable esa posibilidad por varias razones, y además consignar que se trata de una relación de convivencia entre ellos, vale decir entre la niña de 12 años y el adulto de 46 años.
Así con estas acciones quién va defender a nuestras niñas, y también a nuestros niños, con este tipo de conductas de adultos que en teoría los deben defender por ser considerados seres vulnerables en una sociedad con mucha corrupción.
Es evidente que se intenta librar al adulto de un delito de violencia sexual, bajo la leguleyada de la “convivencia”, y es como se conoce se ha estado presentando en el hospital donde la niña fue atendida por un muy alto riesgo de embarazo, con resultado de muerte del neonato, un bebé recién nacido también inocente víctima del abuso.
Lo mínimo que se espera es que las autoridades fiscales cuya función corresponda, realicen una rápida investigación de lo que ha ocurrido, para que un informe fiscal parezca un mamarracho de gente sin conocimientos, menos sensibilidad para el ejercicio de la justicia en defensa de los más vulnerables, que representan en este caso, nuestra infancia.
Se comprueba que hay gente que está en un desempeño al que nunca debió acceder, es que se puede colegir que sus acciones responden a otras motivaciones más no a la de hacer una buena investigación con el sustento debido, para que la ruta de la justicia logre su objetivo.