Violenta pelea entre barristas deja heridos

  • Y desata el terror en el asentamiento humano 25 de Mayo.

La madrugada de ayer, el asentamiento humano 25 de Mayo, ubicado en la nueva carretera de los Padres Agustinos, fue escenario de una brutal pelea entre dos grupos de barristas que sembró el pánico en la población. El enfrentamiento, que tuvo lugar en medio de la oscuridad y la desesperación de los vecinos, dejó un saldo de varios heridos y acrecentó la preocupación por la creciente inseguridad en la zona.
Uno de los jóvenes involucrados resultó gravemente herido, sufriendo profundas lesiones en el rostro y la mano, tras ser atacado con un machete. La escena fue descrita como un episodio de extrema violencia, en el que el uso de armas blancas evidenció la peligrosidad del conflicto.
Los vecinos del asentamiento humano, aún conmocionados por los hechos, denuncian la falta de control en las calles y el abandono por parte de las autoridades. “Es como si estuviéramos solos. No hay seguridad. La policía apenas pasa y cuando lo hace ya es demasiado tarde. La violencia aquí se está volviendo cotidiana”, declaró uno de los pobladores que prefirió no ser identificado.
Este violento episodio refleja una problemática más amplia: la inseguridad que afecta a muchos sectores de la ciudad de Iquitos. En los últimos meses, los enfrentamientos entre barristas han ido en aumento, creando un ambiente de temor y vulnerabilidad en la población. La falta de una respuesta contundente por parte de las autoridades ha generado frustración entre los ciudadanos, quienes exigen acciones inmediatas para restablecer el orden.
El temor y la indignación crecientes entre los vecinos de 25 de Mayo y otras zonas afectadas por la delincuencia no pueden seguir ignorándose. Urge una mayor presencia policial y un refuerzo en las acciones del Serenazgo para evitar que situaciones como estas sigan ocurriendo.
La pregunta que muchos se hacen es clara: ¿cómo puede nuestra ciudad avanzar si la seguridad de sus habitantes sigue en peligro? El control de las calles no debe estar en manos de grupos violentos, sino de las autoridades que tienen el deber de proteger a los ciudadanos. Los esfuerzos por combatir la delincuencia deben ser reforzados, no solo con más patrullajes, sino también con medidas preventivas que logren atacar la raíz del problema.
La ciudadanía demanda una respuesta inmediata y efectiva. No podemos permitir que la violencia y la impunidad continúen gobernando las calles de nuestra ciudad. Es responsabilidad de todos, pero principalmente de nuestras autoridades, garantizar que la seguridad no sea un privilegio, sino un derecho para todos. ¡Es momento de actuar!
(C. Ampuero)