Hace 47 años, el fútbol mundial vivió una tarde de muerte y desolación en el Estadio Nacional de Lima. Tragedia, donde más de 330 aficionados fallecieron como producto de la asfixia y presión a la salida de las tribunas, cuyas puertas, infelizmente, estaban cerradas. Ocurrió durante el partido Pre – Olímpico, que se jugaba en el Estadio Nacional entre las selecciones de Perú y Argentina. Perú necesitaba ganar para clasificar a las Olimpiadas de Tokio, y Argentina ganaba por 1/0 (gol de Néstor Manfredi).
Estaban en el Estadio 47,000 espectadores. A 5 minutos antes de finalizar llegó el gol de Víctor «kilo» Lobatón, que el árbitro uruguayo Ángel Eduardo Pazos, anula. Esta decisión irritó tanto a los aficionados que desencadenaron una tragedia de proporciones inexplicables.
«Kilo» Lobatón entró al área, la pelota daba botes, un zaguero argentino rechaza y Lobatón pone la plancha, el globo choca en los botines de «kilo» y se produce el gol (para muchos bien anulado). El arquero era Mario Agustín Cejas. Aparece el negro «bomba» (albañil de profesión) cargado de ira, descontrolado (con unas chelas encima) salta a la cancha y como una fiera va en busca del árbitro. Un policía lo jala y cae al piso y un perro lo muerde en la nuca. En las tribunas se produjo un desconcierto general. A la orden del General de Policía Jorge Azambuja, se disparan bombas lacrimógenas a las tribunas. La gente comienza a salir desesperadamente encontrando la muerte. Muchos aficionados fuera del Estadio, hicieron destrozos, quemando carros.
El árbitro retornó a su país y se enteró de lo sucedido, tomando la decisión de refugiarse en un convento.
En Lima, muchos hogares perdieron a sus seres queridos. El Estadio quedó clausurado por mucho tiempo, hasta su remodelación. Esa infeliz tarde, el periodismo deportivo, lo recuerda con mucha pena, reflexionando, tratando de comprender lo sucedido y sacar conclusiones positivas, para que estos casos no vuelvan a suceder en nuestros escenarios deportivos, recomendando a las autoridades y PNP, tomar las precauciones del caso.
El fútbol siempre debe ser sinónimo de alegría y unión, jamás de tragedias y muertes…..depende de todos.
HACIENDO DEPORTE… TAMBIÉN SE HACE PATRIA.