-Viviendo entre la creciente y los zancudos
– Sedaloreto, dice que no entra porque vía de acceso está mala. «Tengo Sed», dijo el hijo de Dios pocas antes horas de morir en la Cruz.
Los mencionados vecinos fueron los primeros en verse afectados cuando se inició el proyecto del alcantarillado de Iquitos. La NJS responsable del Expediente Técnico parece que olvidó que la zona estaba superpoblada y no los consideró para tomar acciones de inmediato. Estuvieron peleando como 2 meses para que luego de un empadronamiento les hagan retroceder sus viviendas por unos cuantos cientos de soles.
Ese retroceso los ha llevado ahora a que no haya un margen de corral, patio, huerta o como se le llame, llegando la creciente con toda la putrefacción que arrastra hasta la misma puerta posterior de sus domicilios. En muchos otros casos, hasta la puerta principal.
Guido Panduro, observa la escena pero lo que más pide por ahora es que Sedaloreto y Diresa lleven agua y fumigaciones para que los zancudos no los agredan sin misericordia.
«Cuando nos hicieron retroceder se quedó como trato con el gerente de Sedaloreto Marco Vargas, que la empresa nos pondría agua siempre en ese tanque que colocaron ahí y que ahora está vacío. Acá la gente se muere de sed, tenemos que comprar para lo básico agua en baldes, nos cobran 20 céntimos por balde.
Yo no se si la cisterna no puede entrar o Sedaloreto no quiere cumplir el trato, porque acá entran los volquetes rojos, si se malogra la calle ellos arreglan y siguen pasando los vehículos, yo hago un llamado para que nos escuchen y pongan agua de manera como lo hacían antes», dijo Guido.
TAMBIEN FUMIGACIONES…
Porque el pantano ubicado a espaldas de sus casas ha generado la aparición de millones de zancudos que los invaden a diario.
«Disa sí ha llegado en dos oportunidades pero para ser francos parece que en vez de insecticidas vienen a bañar a los zancudos con agua, éstos se sacuden y siguen volando», contó Panduro.