Ciudad enmascarillada

Pasa el tiempo de una forma muy rápida para unos, rápida para otros y hasta lenta para otro sector de la ciudadanía, y es que no para todos es la misma sensación que depende mucho de lo que estemos haciendo, o que nos agrade o no hacer, influye en la percepción del paso del tiempo.
Además, que estamos como echándole toda la culpa a la pandemia de las situaciones negativas que vamos experimentando sea en la salud, en el trabajo, y en cuanta actividad tengamos que realizar, aunque ahí también ni la balanza se pone de acuerdo para inclinarse en señal de afirmación.
Lo que sí debemos estar dándonos cuenta todos es, que la normalidad se va instaurando poco a poco en la ciudad de Iquitos, como antes, con un tráfico recargado, con los imprudentes de siempre y con muchos que prefieren manejar a la defensiva puesto que un despistado se cruce en el camino y ocasione un accidente.
Así con las diversas sensaciones certeras o no, exageradas o no, minimizadas o no; lo cierto es que estamos moviéndonos en un alto porcentaje, como antes del 15 de marzo de 2020, antes del inicio de la cuarentena. Empezando a recomponer nuestras vidas como lo que conocemos como normalidad.
Pero, tenemos que tener la prudencia de aceptar que la pandemia no ha sido controlada ni en Iquitos, ni en la región, ni en el país, ni en el resto del mundo. Todos, absolutamente todos estamos expuestos a un nuevo contagio que podría ser entre leve y fatal.
Por lo tanto, el uso de la mascarilla y de doble mascarilla, es una de las medidas de prevención que debemos tener muy en cuenta en nuestra rutina diaria, y hasta se recomienda ya usarlo dentro de las viviendas en el compartir del día a día con las personas bajo un mismo techo.
Entonces si observamos nuestra ciudad de Iquitos vemos que tiene una multitud de gente enmascarillada, como uno de los mecanismos de defensa anti la Covid-19. Esa es nuestra nueva normalidad: una ciudad con enmascarillados de todas las edades. Y no sabemos por cuánto tiempo más deberá ser así, aunque hay ciudades en el mundo que ya no están obligando, en la mayoría todavía sí lo consideran necesario.