Ha transcurrido un año y no se sabe de qué forma murió el Hno. Paul McAuley

  • Entre el uno y dos de abril falleció el hermano de una forma espantosa que conmocionó a toda la región de Loreto.

Hubo contradicciones luego de la muerte del Hno. Paul, por eso hasta la fecha pese a haber transcurrido un año del terrible suceso, la fiscalía sigue investigando sin que haya podido presentar una tesis contundente ante el poder judicial en torno a los escabrosos acontecimientos desarrollados en los últimos días de vida del hermano Paul. ¿Hasta cuándo habrá que esperar la versión oficial del Ministerio Público?
“Paul McAuley, también conocido como el Hermano Paul, fue un religioso y misionero católico de los Hermanos de La Salle y activista ambiental británico. El 2 de abril de 2019 fue hallado muerto en la comunidad estudiantil intercultural “La Salle”, en Iquitos, distrito de Belén, Perú”, dice parte de los escritos que se generaron por esos días.
“El ambientalista y misionero católico de nacionalidad británica, Paul McAuley, fue hallado muerto este martes en un albergue para estudiantes indígenas en Perú”.
El cuerpo de McAuley, de 71 años, fue descubierto por alumnos en la ciudad de Iquitos, en la Amazonía.
La orden religiosa a la que pertenecía afirmó en un comunicado que el cadáver había sido quemado.
Las autoridades iniciaron una investigación e interrogaron a seis estudiantes que vivían en este albergue juvenil que pertenece a la Red Ambiental Loretana, fundada por el propio McAuley.
“He decidido no tener hijos para ayudar a combatir el cambio climático”. El activista nació en la localidad de Portsmouth, sur de Inglaterra, pero llevaba más de 20 años viviendo en Perú. Había recibido la Orden del Imperio Británico por haber fundado una escuela en un área pobre de Lima.
En 2010, su nombre saltó a las portadas cuando el gobierno peruano ordenó su expulsión. En ese momento se le acusó de incitar el desorden entre los indígenas por protestar contra la destrucción del medio ambiente.
Recibió el apoyo de cientos de personas y, tras una larga batalla legal, se le permitió quedarse en el país. Grupos medioambientales le rindieron tributo tras la noticia de su muerte. “Ha sido un privilegio conocer y trabajar con el Hermano Paul”, escribió en Twitter Julia Urrunaga, que trabaja para la Agencia de Investigación Ambiental (AIA) de Perú.
McAuley viajó por primera vez a Perú a apoyar a activistas indígenas en el año 2000. En 2010, le dijo a la BBC que esperaba enseñar a los peruanos sus derechos humanos y ambientales. “Se suele acusar a la educación de incitar a la gente a comprender sus derechos, de ser capaz de organizarse para asegurar sus derechos humanos”, afirmó.
“Si eso es un crimen, entonces, sí, soy culpable”, añadió. “Como miembro de una orden católica, mi vida ha estado dedicada a la educación humana y cristiana”, dijo entonces.
Aun sus restos no descansan en paz, porque no se ha sabido exactamente cómo falleció o en todo caso, qué lo habría empujado a tomar una decisión trágica que apagó su vida. Los ciudadanos siguen esperando para conocer qué ocurrió en realidad con el Hno. Paul McAuley.