Extirpar corrupción

El doble discurso que descubren ciudadanos técnicos y/o profesionales experimentados y honestos cuando aceptan un cargo público y reciben la directiva de luchar contra la corrupción, afecta aún más la disponibilidad de personas probas a aceptar cargos públicos.
Esto cada vez más se ventila con bastante claridad. Hace años varias personalidades denunciaron situaciones parecidas y les hicieron callar con declaraciones hipócritas y con golpes bajos a la dignidad de las personas a través de equipos expertos en psicosociales.
Convencidos estamos que la lucha contra la corrupción es muy compleja, solo va a depender si todos estamos dispuestos a sacrificar quizás una o dos décadas, contribuyendo a que las mismas se develen y extirpen. Una lucha que implica aliarnos y aun con miedo, afrontarlo, caso contrario, el presente y futuro serán más dramáticos con una sociedad en desequilibrio casi total.
Una muestra de lo complejo y sacrificado que significa la lucha contra la corrupción es lo sucedido con un médico de reconocida trayectoria y que no necesita de cargos para vivir con tranquilidad económica, y como él mismo lo dijo, aceptó el cargo tras repetidas invitaciones para cumplir con su deber cívico con la región en la lucha contra la corrupción.
Al final terminó más que decepcionado, cuando la misma persona que le pidió y nombró para luchar contra la corrupción le destituye cuando empezaba a tocar fondo dentro de EsSalud Loreto. Doble discurso? Doble moral?
Han pasado 12 días desde que el doctor Luis Godoy Pérez dejó de ser gerente de la Red de EsSalud Loreto, cargo en el que estuvo tres meses y que le puso alma, corazón y vida de su experiencia.
Recibió el pedido de luchar contra la corrupción presuntamente existente y oculta, quizás creyeron que no lo iba a poder manejar para desenredar los cabos sueltos y encontrar las responsabilidades en trabajadores y funcionarios, que felizmente son pocos, pero lo suficiente como para manchar y poner piedras en el camino a la administración que busca ser exitosa en la atención de asegurados. En un contexto donde el poder protegería robar, no se puede.
Esos protegidos son los que hacen de la administración del Estado una podredumbre. Los honestos siguen trabajando y cumpliendo con sus funciones, que como el doctor Godoy nunca aceptan cargos, por esa línea oculta que al final obstruyen el trabajo de extirpar la corrupción de raíz.
Un poder político que en muchos casos se evidencia claramente. Un poder que apaña intereses personales y de grupo, un poder que protegería una presunta red que no actúa en solitario, sino con el respaldo al más alto nivel.