Por Edmundo Espíritu Barrón
Según el Censo Escolar 2017, realizado por el Ministerio de Educación, Loreto cuenta con más de 336 mil alumnos matriculados en el Sistema de Educación Básica Regular (Inicial, Primaria Y Secundaria). A este número, debemos añadirle las más de 9 mil personas que se encuentran en el sistema de Educación Básica Alternativa (lo que comúnmente se conoce como “nocturna”). Esto quiere decir que, alrededor del 30% de la población loretana se encuentra estudiando en alguna institución educativa, pública o privada.
Por otro lado, en el año 2017 egresaron de secundaria casi 12 mil estudiantes, de los cuales 11 mil pertenecían a instituciones educativas públicas.
Pues bien, esos 11 mil estudiantes tienen expectativas y ambiciones pero, ¿cuáles son? Según un estudio publicado por el Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE) en el 2017, un 13,1% de los egresados de secundaria de las regiones de la selva creen que continuarán sus estudios en las fuerzas armadas; un 39,6% creen que lo harán en las universidades y un 45,6% creen que continuarán en carreras ocupacionales o técnicas.
Por lo tanto, podemos inferir que, al menos 5 mil estudiantes loretanos buscarán este 2018 pertenecer a algún centro de formación perteneciente a la educación superior no universitaria.
En Loreto funcionan actualmente 72 instituciones públicas de educación superior no universitaria. 02 son de formación artística, 05 son de formación superior pedagógica, 15 de formación superior tecnológica y 50 de educación técnico productiva. De las 72 de las mencionadas instituciones, 40 se encuentran en la provincia de Maynas y las otras 32 en las otras siete provincias de la región. Actualmente, esas 72 instituciones albergan a 14,500 alumnos matriculados; solo en la provincia de Maynas se encuentran más de 11,500 de esos estudiantes.
Este dato indica, que la oferta del tipo de educación que más buscarán los egresados este año no es completa o no satisfará sus expectativas, por lo que tendrán que migrar a la capital de la región o a otros lugares. Si migran a la capital o a zonas aledañas, se agravará el ya problemático aumento de la población en nuestra capital (tarea pendiente de los procesos de descentralización nacional y regional); mientras que, si migran a otras regiones, no existen muchas garantías de que, una vez concluidos sus estudios (de ser así el caso) esos profesionales técnicos retornen a sus lugares de origen a aplicar laboralmente lo aprendido (en el caso de que en sus lugares de origen se den las oportunidades necesarias).
Recordemos, 45,6% de los egresados de secundaria pretenden continuar sus estudios con carreras técnicas; esa cifra se asemeja mucho a un dato de China, que es sin dudas uno de los países más dinámicos del mundo, en el cual 43% de jóvenes se prefiere la educación superior no universitaria. La preferencia por este tipo de educación se sostiene en la oferta y la demanda de personal técnico calificado en el mercado laboral.
Por consiguiente, es necesario que nuestras autoridades, sobre todo aquellas cuyo trabajo incide directamente en la educación, generen las condiciones necesarias para que esos 5 mil estudiantes que este año optarán por educación técnica o productiva encuentren que sus demandas serán satisfechas; todo esto en pro de una mejor inserción en el mundo laboral que redundará en un mayor desarrollo social y económico de la región.