Trabajar la tierra

Invasiones van e invasiones de terrenos vienen, por personas que han encontrado un modo de vida cuando venden los lotes de áreas que teniendo títulos de propiedad no respetan, y aún más, pese a que son tierras trabajadas para sembríos de frutas, hortalizas, y también piscigranjas.
Nada importa para estas personas que lucran con el llamado tráfico de tierras y a donde van a parar realmente familias agregadas que necesitan de un espacio para construir sus viviendas. Todo bien desde el punto de vista del derecho a un lugar propio para vivir, pero lo que siempre será un atropello es la invasión a la propiedad privada o espacios públicos reservados para objetivos urbanos.
Recordamos que en una oportunidad se ofreció terrenos a la altura del kilómetro 13 de la carretera Iquitos-Nauta, y nadie quiso ir, ahora las invasiones están a la orden del día por esos sectores, y muchos propietarios están a salto de mata, decididos a defender el lugar donde muchos años trabajan la tierra.
Varios con sacrificio sacando sus productos a los mercados y reinvirtiendo, otros compartiendo un empleo en la ciudad para tener un pequeño capital que reanime sus proyectos productivos. Otros también asumiendo riesgos de créditos, y vale reconocer las capacitaciones gratuitas y cierta implementación del sector agrario.
Hemos podidos comprobar que no es nada fácil, hay una inversión del día a día, de meses, de años, además del tiempo y la dedicación para cuidar sus sembríos, sus animales y el mantenimiento de la casa rural. Esto no importa a quienes quieren vivir de cualquier forma sin presente ni futuro auspicioso.
Esto se traduce porque los lotes que se distribuyen luego de una invasión son tan pequeños que a las justas dará para sembrar unos cuantos plátanos y criar otras cuantas gallinas. Entonces vemos que ni siquiera se puede hablar de seguridad alimentaria para estas familias porque sus reservas serán muy mínimas.
Entonces, en estos espacios será muy difícil pensar en agricultura familiar que podrían sumar ante grandes pedidos de productos sea para comercio local, nacional o internacional. Según los entendidos para que sea óptimo tiene que ser un área de por lo menos 5 hectáreas por familia. Estamos lejos de ese objetivo frente a lotes de viviendas de 5 de frente por 20 metros de fondo. Bueno, por lo menos si serían de 15 por 50. Algo se podría proyectar.
Esa es la preocupación respecto a cómo se está tugurizando el sector de la carretera Iquitos-Nauta con escasa proyección productiva en terrenos si bien no ricos para los sembríos, pero con el tratamiento adecuado se dan buenos resultados. Se espera que las autoridades se pongan activas con la aplicación de la Ley de la Agricultura Familiar que ya tiene reglamento.