Empecemos por definir lo que se llama una revista. En el diccionario del internet se encuentra su origen del idioma inglés como magazine y los expertos en estos temas dicen que este vocablo inglés viene del francés.
«Es un nombre femenino, publicación periódica en forma de cuaderno con artículos de información general o de una materia determinada, con una cubierta flexible y ligera y a menudo ilustrada. Una revista mensual; revista de moda, de ciencia, de medicina, de fútbol, etc.
En este contexto, se han publicado durante muchos años, siglos diríamos, revistas dedicadas a las actividades científicas, que difundieron los misterios de la naturaleza y los seres vivos y su interrelación.
Por supuesto, que muchas de estas revistas han tenido el ánimo de hacer ricos a los descubridores científicos con algunas suposiciones, creando la polémica sobre diferentes temas, algunos dogmáticos, a sabiendas que la ciencia es permanentemente dinámica y, como dice Galileo: nunca podremos saber los misterios del universo si no conocemos su lenguaje.
En nuestra Amazonía peruana, con toda sinceridad y con el ánimo de mejorar las cosas, nuestras revistas han sido pobres en su contenido y mal narrados. En este cúmulo de revistas se puede destacar Folia Amazónica del Instituto de investigaciones de la Amazonía Peruana, que creo quiere decir hoja Amazónica.
Desde su creación hasta la fecha, el IIAP ha publicado docenas de artículos que no han sido bien aprovechados por los amazónicos de todo nivel, y, lo digo con toda seriedad por el divorcio entre la sociedad amazónica y la mutación de los trabajadores investigadores en una especie de burocracia de pesquisadores. El que diga que no, que levante la mano.
De todas maneras, el esfuerzo de estos muchachos y viejos, es necesario decir que vale la pena, porque ha dado trabajo a mucha gente, ha permitido capacitarse a muchos académicos y empíricos. Falta mucho por hacer dijo Vallejo y si bien es cierto existen de verdad artículos científicos que es necesario traducir al común del pueblo como lo hacía Tomás Unger, o como el que suscribe la nota, por supuesto guardando enormes distancias con el señor Unger. El Sr. Campos Baca presenta una serie de artículos científicos de varios investigadores, muy débiles e insuficientes (él no tiene la culpa) que esperamos hagan menos pobres a las gentes de más bajos recursos económicos. De verdad, de todo corazón, tenemos que seguir apoyando la publicación de esta Folia amazónica; pero, necesitamos un maridaje con el pueblo y los empresarios para hacer un desarrollo sostenible de verdad: crecimiento económico, crecimiento social y respeto al ambiente. Y, hagamos caso a GABO, Colombia tiene el gran problema de que la mayor parte de la gente solo tiene papeles de doctores, magísteres, etc. y no producen mucho.
En el volumen 23, número 2, el Sr. Campos refiere en su editorial una serie de resultados, que sugiero, tienen que ser analizados por otros profesionales y la sociedad civil. Hace años recuerdo a la Señora Nelly Valera, bella y talentosa mujer, caminando por su oficina le hizo la pregunta que no hacemos los académicos:
¿Juan qué quisieras que investiguemos? Parecía una broma mi respuesta: que se investigue cómo tener peces como el boquichico, gamitana, paco, que tengan menor cantidad de espinas y más carne, en resumen que sean con más filetes. Mis amigos con quienes nos reuníamos siempre en la oficina de esta bella dama, se mofaron de mi propuesta. Pero, resulta que sí se puede obtener gamitanas cultivadas con 90 por ciento de carne y 10 por ciento de espinas. Y, si bien es cierto no leí un caso de este tipo en revista científica alguna sobre estas especies amazónicas, sí lo releí en otras especies que tienen muchas espinas ¿Se puede? Claro que sí. El que diga que no, no es científico. Esto es por poner un ejemplo. Por este motivo, estoy amansando a dos tipos de especies de peces con diferentes características, en un acuario de mi huerta y buscando la solución para lograr esta trasmutación ¿Se puede revertir el sexo, no de los amigos y amigas, sino de los peces? Claro que sí. En el 2003, en una estación piscícola de Ingram, en Texas, biólogos mexicanos lo estaban haciendo y como es una zona turística tratan que todas sus especies sean machos para la pesca deportiva que da trabajo y genera millones de dólares.
Recordemos siempre a Galileo Galilei: Si no entendemos el lenguaje del universo nunca podremos leer los misterios del universo y de los seres que lo habitan. (JSV)