Quienes asistimos estupefactos a la anulación del contrato firmado entre el Gobierno Regional y el gobierno brasilero para la construcción de la Carretera Iquitos Nauta en la década de los noventa, ahora resulta un «reprisse» de actitudes en lo referente a la construcción del alcantarillado de Iquitos que pese ser obra reclamada desde hace muchos años, ahora al igual que lo sucedido con la mentada carretera, se pretende anular el contrato con la empresa china que ha asumido la responsabilidad de la obra.
Como ilustración a quienes ya olvidaron lo que sucedió con la carretera Iquitos -Nauta, podemos, retrotrayéndonos en el tiempo, señalar que luego de la firma del contrato con la firma Andrade y Gutiérrez del Brasil, la institución que agrupa a los empresarios de la construcción, impugnó dicho documento señalando que era ilegal, porque según las leyes peruanas toda obra de envergadura que se ejecute en el país deberá ser asumida por empresas peruanas. Presiones oficiales en las que tuvieron mucho que ver nuestros congresistas, además de los poderosos empresarios de la construcción capitalinos, quienes en bloque con los opositores de entonces, lograron que el gobierno anule un contrato que traía consigo muchos beneficios adicionales, tales como una docena de vías alternativas, además una planta de agua y una de luz, la empresa se comprometió a entregar, una vez finalizada la obra, un pool de maquinarias para mantenimiento de la obra.
Se formó una comisión que en un plazo de 180 días debía emitir un dictamen, dicha comisión jamás se reunió, es más sus integrantes defeccionaron desde el principio dando opción a que quien esto escribe, señale en esclarecedor editorial, la intención de enfriar el partido con el nombramiento de tal comisión.
En síntesis, se anuló el contrato, mediante el cual el gobierno brasilero ponía el dinero para ser devuelto en un plazo de 20 años con cinco años de gracia; y luego se gastaron otros tantos millones más entregando el inicio de la obra a la ingeniería del ejército, cuyo comandante, el Coronel Bornaz, mediante el frente Iquitos, llegó con la trocha hasta Otorongo y cuando se quiso abrir el frente Nauta, cesó el flujo de dinero, se abandonó la obra y luego del autogolpe del presidiario presidente, se procedió a construir la citada vía, invirtiéndose, según algunos especialistas, la suma de ciento treinta millones de soles.
Sucederá igual con el proyecto del alcantarilado? Esperemos que no.