Al llegar cada año el 5 de diciembre, el corazón de los bomberos peruanos late más intensamente, pues nos trae el recuerdo del nacimiento de la más importante y antigua institución de servicio público, como el Cuerpo General de Bombeos Voluntarios del Perú que desde siempre se ha ganado el corazón de todos los peruanos por su entrega desinteresada, la abnegación y el sacrificio que sus integrantes ponen en defensa de la vida y bienes de sus habitantes, de manera voluntaria y con mucha dedicación y profesionalismo, aunque algunas veces lo hagan en las condiciones más precarias de logística y frente a dificultades que la naturaleza les impone. Pero ahí están siempre con el corazón y la mente de asistir al que no puede en momentos de supremo dolor ante un siniestro que nadie quisiera para sí ni para otros.
Esta organización que se dio la propia comunidad, se inspiró en sólidos principios éticos y morales, con un alto espíritu de amor a la humanidad, como es la defensa de la vida y bienes de las personas ante las más variadas emergencias a que se encuentran expuestas, su carácter de institución voluntaria, totalmente tolerante en materia política y religiosa, resulta ser como una verdadera escuela de civismo, estructurada de manera jerárquica y disciplinada que, ojalá, mucha instituciones públicas y privadas lo tuviesen como ejemplo paradigmático en su quehacer diario.
En este día tan especial, hacemos llegar a todos los bomberos voluntarios del país un saludo fraterno unido a nuestros mejores deseos de superar los momentos de adversidad y de seguir trabajando con celo, fervor y constancia por nuestra institución y todos y cada uno de los habitantes de nuestro querido Loreto.