En este tema, no se trata de intentar escribir un libreto donde el contenido sea truculento y en extremo diletante, sino que ‘procuramos hacer notar actos que dados los usos de conveniencias y lenguaje que se emplean, sobre todo en los temas políticos, convierten a lo que debería ser un debate de trascendencia, en un campo de Agramante donde las aristas y denuestos, fracturan el uso del diálogo con términos que hieren la sensibilidad de los demás.
Dicho de otra manera, en el Perú, país que se jacta de demócrata y pacifista, parece que se viviera en constante guerra interna, dados los actos de enfrentamiento que se materializan constantemente en cada pueblo del país, con reclamos que conllevan el deseo corporativo de instituciones ya sea laborales o políticas, que exceden el derecho de protesta, avasallando el derecho ciudadano, de optar por la actitud que más les convenga y que casi siempre es mantenerse al margen de una medida de fuerza que no es suya; y sin embargo es obligado a acatar, bajo amenaza de la fuerza bruta.
Hemos asistido a infinidad de paros que según sus mentores, tenían como meta reivindicaciones de diferentes caracteres y tenemos que decir que en la mayoría de los casos era un acto que podría considerarse antidemocrático y abusivo, dado a que se ha llegado hasta el ataque artero y el agravio personal, incluyendo destrozos en domicilios y locales, sin que las metas prometidas por los organizadores de tales paros se hayan cumplido.
También se ha hecho lugar común, el denostar y satanizar «in extenso», al gobierno sea cual fuere el acto o actos que se realizan en cumplimiento de los programas de desarrollo nacional. Por ejemplo en casi todo el planeta, los especialistas en macro economía, tienen laudatorias opiniones sobre el manejo económico del Perú, anotándolo como el único país que supo capear la crisis económica que castigó a medio planeta en el año que se fue.
También últimamente el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), las dos más poderosas entidades que regulan la economía mundial, mostraron su satisfacción por el saldo positivo que muestra la economía peruana actualmente, sin embargo en cierta prensa capitalina, se informa en contrario, lo que es un evidente tensión de dañar, no al gobernante sino al país, pues con las opiniones contrarías a la realidad económica del país, no hacen sino crear zozobra en el ámbito ciudadano, en una abierta manifestación de felonía contra el país.