Cuando el APRA dio sus primeros vagidos de recién nacido como fuerza política nacional el año de 1931, luego de exhibir presencia en varios países iberoamericanos con el nombre de Alianza Popular Revolucionaria Americana, nadie imaginó que la simiente sembrada por el trujillano peruano Víctor Raúl Haya de la Torre en México, se convertiría en el movimiento político por excelencia, que tendría especial protagonismo en los quehaceres políticos del país durante más de 7 décadas como verdadero partido político que, lamentablemente ahora, se sostiene con las justas con sus bases diseminadas en el entretanto de una miríada de movimientos que la pegan de partidos, pese a que de tales solo tienen el nombre, pues ninguno llena lo requisitos que exige una verdadera institución política que debe cubrir como mínimo el 60% del territorio nacional con bases partidarias definidas.
El APRA vino a ser la identificación política del país y el vertedero del cual se nutrieron la mayoría de los movimientos que a lo largo de más de medio siglo emergieron en el carrusel político nacional.
Ni los dicterios y jugarretas antiapristas durante los ochenta años de vida política del partido, lograron desarticular la sólida estructura aprista que supo salir de más de un atolladero, gracias al genio directriz de su creador, que ahora desde la región de donde no se vuelve, debe asistirá incrédulo a una anunciada extinción que le toca conjurar a los apristas de ayer y hoy, en procura de hacer realidad que el APRA nunca muere.
Por increíble que parezca, hay columnistas que maltratan la credibilidad de la ciudadanía, al verter vitriólicos conceptos contra el APRA pese a que el partido no esta en el partidor por la presidencia, pero tales escribidores son los que precisamente al obedecer a su afiebrada oposición ponen en vigencia al APRA como diciendo sin el APRA no hay elecciones.
Estimamos que al igual que nosotros que no somos apristas, existe una masa ecuánime y analítica que por no ser aprista sabrá discernir inteligentemente que le conviene al país si la eliminación del único partido político real que tiene el país o la desaparición de un APRA que medie en las decisiones políticas del pueblo peruano.
Pasaremos la valla … EL APRA NUNCA MUERE