Si partimos de lo que sucedió en la primera década de lo que va del nuevo siglo, cuando Alan García logró seducir a un electorado que al igual que ahora traía consigo una incógnita respecto a quien debería gobernar, encontramos que el factor encuestas juega un papel que lo ubica como un elemento conductivo hacia escenarios nunca antes visibles en la política peruana; y que increíblemente a veces les liga cuando logran paridad con sus vaticinios, lo que hace que se refuerce el imaginario cordón umbilical que se crea entre las encuestas y el votante.
Sobre el tema se puede decir que desde su aparición en las marquesinas políticas, las encuestas han logrado crear una relación ambivalente con las consultas, a las cuales aun a regañadientes, pero a las finales terminamos otorgándoles crédito, porque no se puede negar que le dan un matiz especial a las consultas públicas, sobre todo en época electoral; aunque en dicha circunstancia, contradigan nuestros vaticinios.
Pero aquí hay que señalar cuánto vale ideológicamente hablando, lo que señalan las encuestas para los políticos y lo que percibimos nosotros que sin duda alguna en la mayoría de los casos aceptamos el vaticinio, mientras que en los predios políticos se escucha el zarandeo que otorgan los políticos a las encuestas, con frases como: «El pueblo apoya mi candidatura», » Yo no gobierno para las encuestas», » La mejor encuesta es la que se da en las urnas»
¿Cuánto hay de verdad en lo que dicen las encuestas? Es una interrogante sin respuesta, puesto que cuando se quiso crear un sistema que permitiera sentir la veracidad de lo que dicen las encuestas en su resultado final, todos a una, encuestadoras, políticos, candidatos, periodismo y un etcétera de organizaciones de todo tipo, pusieron el grito al cielo contra la norma, calificándola de atentado contra la libertad de empresa, perdón, de prensa y esta pasó a mejor vida aún antes de ver las primeras luces del día en que se anunció su creación. En consecuencia, tenemos que seguir creyéndoles a las encuestadoras, aún a regañadientes.