Por: Luís Roldán Ríos Córdova rioscordova2010@hotmail.com.
Voy a comenzar haciendo la pertinente aclaración, ya que si no vienen de un lado vienen de otro las ofertas electorales, y el pobrecito elector puede andar mareado en el asunto. Se dice que no es lo mismo un buen hombre que un hombre bueno, como tampoco es igual buen padre que padre bueno; siendo que en buena cuenta se da la excepción picaresca de la regla, pues hemos de convenir que sí es lo mismo decir que está buena la vecina o que la vecina está buena, dicho con el perdón de las agraviadas.
Venga al caso los candidatos y la pregunta: ¿Cómo reconocer a un buen gobernante sin fracasar en el intento? Sabemos que el padre bueno es el que todo permite, que no sabe decir no, en cambio el buen padre es aquel que sabe separar la paja del trigo, gasta en lo que tiene que gastar y no en lo que quiere gastar; colegimos entonces que el buen candidato para gobierno es la extensión natural del buen padre y eso es lo que los electores de buena voluntad buscamos. ¡UN BUEN GOBERNANTE!… ¿Cómo reconocerlo? Problema ha de tener el elector de buena voluntad para llegar a la meta sin fracasar en el intento porque va a recorrer un mundo ancho y ajeno como diría Ciro Alegría.
Para explicarme mejor, te ofrezco cuatro sillas para cuatro tipos de electores sin perder de vista que éstos pueden estar como simpatizantes, militantes o no.
Uno_ El que orienta su voto a favor de quien sea, le da igual A que B. Es vulnerable a las opiniones del periodismo. Sufraga para no pagar la multa o simplemente por deber cívico. No cree en ninguno. No traiciona a nadie.
Dos_ El elector que tiene intereses personales y sabe a quien sigue y por qué lo sigue. No le interesa el desarrollo regional ni el deber cívico. No es manejado por la prensa. Sin embargo es vulnerable a la traición.
Tres_ El elector que tiene intereses personales y también le preocupa el desarrollo regional. Cree en su candidato, es su fe. No es vulnerable a la prensa ni a la traición.
Cuatro_ El elector que busca al candidato ideal para el desarrollo de su región. No tiene intereses personales. Es vulnerable a la influencia del periodismo en la medida de su nivel intelectual. No traiciona.
Ubica tu silla y siéntate en la que te corresponde para conversar.
Acuérdate además que la Prensa orienta o desorienta al elector, cuanto menor es su nivel intelectual, mayor es la influencia sobre él. Por eso es importante reconocer que hay dos tipos de periodistas: los que lo son y los que creen que son periodistas, siendo estos últimos, vergüenza para la profesión. Se puede decir entonces que hay periodistas sanos y periodistas enfermos de taricuarimosis cerebral, es bueno decirlo que es la etapa terminal de la enfermedad. La taricuarimosis es causada por un virus, la billeteasis. No se contagia por la sangre ni por el aire, el contagio se produce sólo por el bolsillo. Incuba en la pobreza mental y su ámbito de acción es la pobreza de espíritu.
La población de alto riesgo para infectarse de taricuarimosis son los de la silla Uno por su indiferencia, y los de la silla Cuatro por tener muy baja sus defensas intelectuales.
Con este «pequeño» preámbulo vamos a lo que venimos, es decir ¿Cómo reconocer a un buen candidato para gobierno, sin fracasar en el intento?
No olvidemos que la idea del candidato perfecto es manejada con intenciones poco bienaventuradas que induce a creer que el que insulta más o grita más tiene más la razón, lo que se condice con una sociedad que se precia de civilizada. Por otro lado sólo aquel que tiene mucho que perder en términos de ambiciones personales puede desesperarse tanto al punto de que su alicaído sistema inmunológico moral le lleva al final de la taricuarimosis cerebral en su etapa terminal, los que realmente tienen buenas intenciones, hasta pueden reírse de las sandeces ajenas y continuar proponiendo obras, por lo que distinguir entre lo bueno y lo malo no es muy complicado, no necesitamos más de dos dedos de frente (menos yo que tengo más de cinco) para reconocer entre el buen candidato para gobernar y el que no lo es. A estas alturas ya debes haber visto y oído a todos, para ayudarte a escoger te ofrezco diez actitudes inconfundibles del buen candidato para ser buen gobernante y no fracases en el intento:
1_ Por donde va plantea soluciones a los problemas populares sin ofender al rival.
2_ Su visión es a futuro, no trabaja sólo para solucionar problemas coyunturales.
3_ Dedica sus discursos a proponer grandes obras para sentar las bases del desarrollo, sin maltratar a sus rivales.
4_ Limpia el camino por donde su pueblo va a andar, no la ruta por donde sólo él va a caminar.
5_ Cree en Dios sin utilizar a la feligresía para fines electorales.
6_ No regresa sólo en época electoral. Está permanentemente pendiente de su región.
7_ No busca levantar su talla electoral pisándose sobre las espaldas de sus rivales.
8_ Instruye a su gente a no responder agravios, más bien a explicar razones.
9_ Educa a sus militantes a que no le digan a su Dios que tienen un gran problema, sino, que digan a sus problemas que tiene un gran Dios.
10_ No le preocupa el ruido, el escándalo y el grito de los impíos, lo que le preocupa es el silencio de los humildes.
Como puedes ver amigo elector, es fácil distinguir entre el buen candidato para gobernar y el que no lo es, ni lo será nunca. ¿Cuántos candidatos de los que tú conoces hacen esto? Tú ya lo sabes. Entonces amigo elector, no fracases en el intento.
Pretender encontrar al candidato ideal o perfecto, basándose en éstas diez reglas (que por cierto me parecen diseñadas en la justa medida), sería terminar con taricuarimosis bulbocerebral ocasionada por el virus roldanae riosida cordovina, por lo que me permito recomendar a los lectores bienintencionados que se dejen de maricadas y hagan lo que mejor puedan.
Tienes toda la razon Abel! Hasta hace unos dias nuestro amigo Roldan tambien nos indujo apoyar a Ivan con su articulo Tren o Muerte, la que he respondido haciendo ver que el Tren es una estrategia sucia para hacerse acreedor a la reeleccion, pero es mas evidente la corrupcion que esta mas embravecida que es tiempo de cambiar como buenos entrenadores de futbol, no seamos imbéciles insistiendo en lo mismo.
Me gusto el articulo, creo que apelar a la inteligencia de las personas para evitar el peor mal es muy oportuno en estos momentos. El problema es que para sacar al pueblo del aletargamiento intelectual, se debe tambien apelar a la decencia, ya que en estas lides electoreras se presentan muchos personajes con habilidad mental pero muy poca decencia. Enganan al pueblo con ollas, besos, etc., etc., pero se burlan del mismo porque las ollas solo guardaran agua contaminada, y los besos pues son como los que Judas dio a Jesus antes de entregarlo a sus ejecutores. Aqui el condenado a sufrir es el pueblo, y solo nos queda esperar que gane el menos malo.