¡YO TAMBIÉN QUIERO UNA CURUL! Curul le llaman ahora al sueldazo del congresista.

Por: Luís Roldán Ríos Córdova rioscordova2010@hotmail.com

No hay duda, la política se va convirtiendo cada vez más en un antro comercial. Llegar a una curul en el Congreso se ha convertido en algo así como el que puede, puede, el que no, aplaude. Se ha normalizado como un modus vivendi dejando la virtud de servir al pueblo en la solución de sus problemas como puro, viejo y descarado cuento que sólo sirve como medio para justificar el fin.

Pero cómo no va a ser atractivo ir al congreso tras de una curul si hay  aproximadamente veinte mil nuevas razones mensuales.

No es difícil entonces imaginarse que la inversión vale la pena. Poner diez, cien, hasta quinientos mil Nuevos  Soles para un cupo en algún partido político que lo subasta sin respetar la democracia interna, es un buen negocio, porque al final del periodo se cargan un millón de nuevos soles, sin contar muertos y heridos que nunca faltan en esta vía tan transitada. Vale la pena ir por una curul en el Congreso.

Con razón meten plata, se sacan los ojos entre partidarios y rivales. ¡Tremendo negocio!

Con razón la clase gobernante no  quiere dar a las masas populares una educación de calidad, limitándose sólo a un pequeño grupo de estudiantes reunidos en los llamados Colegios Mayores o en los colegios emblemáticos…Nada mejor que mantener intelectualmente pobre a las masas electorales. Con esa élite de alumnos bien preparados es suficiente para mantener los privilegios de la clase gobernante. ¡Y que siga la fiesta de los curules!

En la fiesta de la democracia,   ¿Los electores somos inocentes?

¡Válgame Dios!

Los menos intelectuales, aunque históricamente decepcionados, son más vulnerables a la demagogia. Ellos creen más fácil una mentira que una verdad.  Humildemente asocian los besitos, abrazos, sonrisas y regalitos con los buenos deseos del candidato.  Se puede afirmar que en este grupo están los únicos inocentes de la fiesta.

Los más leídos, se reparten en dos grupos:

_Los que de alguna manera piensan vivir de ese congresista, el compadre, amigo de botella, primo, cuñado, en fin.   Aquí no cabe inocencia.

_Y los que todavía piensan que el congresista una vez estando en su curul se va a preocupar por su pueblo o por él.    Aquí, más que inocencia hay ingenuidad.

No sé si habrá tanta inocencia para creer que los que aportan 10, 20, 100 ó 200 mil Nuevos Soles para la campaña  es por amor al partido o en el mejor de los casos al país. Claro que lo corrupto no tanto está en el aporte, si éste es una modesta o razonable cantidad, lo corrupto está en los aportes preñados de intereses personales del que aporta y de los dirigentes del partido que actúan al más fiel estilo de los cárteles subastando las curules al mejor postor, quienes además buscan postulantes viendo el caudal de ingenuos que puedan votar por él gracias a su atractivo como deportista, o farandulero de “éxito” en la TV aunque no aporten gran cosa, lo que buscan es asegurar el negocio.

Visto así, corremos el riesgo que el próximo congreso sea un auténtico circo con payasos y animales (con el perdón de los payasos y de los animales). En estas condiciones el retorno a la crisis económica del país y con ello a una nueva espiral de amenazas con más debilidades que fortalezas queda garantizado. Porque un país con esta clase de Congreso y de electores tiene más de involución que de evolución.

¿Qué esperanzas tenemos los electores loretanos frente al circo 2011?

Las mismas que las teníamos siempre. ¡Nada!  Ni los loretanos de nacimiento, ni los adoptados hicieron algo relevante. Todos fueron arrastrados por la corriente de los intereses personales y capitalinos. No ha nacido todavía el líder que los tenga bien puestos rayados y cuadrados para enfrentarse en el Congreso a nuestros amos.

Tal vez me equivoco. Ayúdenme, hasta donde yo conozco todo lo que tenemos como Región ¿No es acaso por las luchas populares del pueblo que sale a sufrir en  las calles en protesta, sintiéndose huérfano de representantes en el Congreso?

De modo que emitir nuestro voto se convierte para algunos loretanos  en un mero  acto cívico obligado por la multa y para los demás como una esperanza de sacar provecho en la fiesta de la democracia.

Por mí, todos votaríamos en blanco, como acto histórico de los loretanos  convirtiéndola en una protesta democrática.  ¡Cómo podemos los loretanos considerar fiesta a un evento electoral que nunca ha servido para nada a no ser enriquecer a nuestros “representantes” que de yapa terminan emigrando a Lima con toda su familia.  Si todos emitimos un voto en blanco ¿Quién entraría al Congreso a representarnos? Nadie. Loreto no tendría evidentemente ningún representante. ¿Y?…Cuál sería la diferencia.

Fiesta de la democracia…. ¡Yo también quiero una curul!

Ahora me doy cuenta por qué le llaman La Fiesta de la Democracia.   Qué tonto fui.

¡Vamos a participar de la fiesta! ¡Ponte un 13 en las nalgas! ¡Oye tú, cantante, futbolista, “artista famoso” de la TV, vamos, no te quedes!  ¡Ven, súmate a la fiesta! Tienes todo el derecho del mundo, la Constitución te lo otorga, todos tenemos el derecho de elegir y ser elegido.  Noo…pero la patria, el pueblo… ¿Qué miércoles te importa el país, no seas …….!  Noo…pero mis principios…. ¡Oye, mete esos principios en tu……… y sígueme, imbécil!  ¡Vamos a ganar plata!   Noo…No tengo preparación política, ni académica.  ¡Mare…Pero tienes plata! Acuérdate de la Susy Díaz… “talentosa artista”  que llegó al Congreso!… on!   La tía Hildebrandt se las llevó facilito, cuatro años durmiendo en el Congreso y quiere cuatro años más. ¡Weberto!

Acuérdate de la china ke-íko ha cobrado sólo por presentar algunas mociones de saludos en el Congreso.

En el anterior sufragio electoral para congresistas, una pariente que vive en Lima, tentada por el negocio se lanzó como candidata. Ha venido de muchos años y me visitó, me dejó un montón de tremendos afiches para pegar y repartir.  Gustosamente la he recibido… ¡Cuatro años ha tenido mi perro donde dormir!

Bueno, culpa tenemos los que votamos a favor de alguien participando de la fiesta de la democracia más como acto de complicidad que de civismo. Es lo que me parece. ¿A ti?