¡Fuerza Armando!

Obviamente, es un hecho incontrovertible lo sucedido en el Perú, en más de un intento por ponerse a la altura de otros países como México y Argentina en la práctica de desarrollo de la industria cinematográfica más conocido en el mundo del celuloide,  como el séptimo arte.

Si echamos una visión retrospectiva a la historia del cine en el Perú, encontraremos en primer lugar que adolecemos  de una historia cinematográfica, pues el país, en la época que la cinematografía  vivía lo que podríamos llamar su época  de oro, vivía un tránsito hacia el logro de una democracia real y tangible, cosa que aún no se logra en la estructura gobernativa de nuestra patria.

Como podrá determinarse, en el Perú no había espacio para desarrolla una industria donde cabían  hasta los personajes más anodinos del país, pues no había la suficiente inquietud  por el arte  cinematográfico y menos apoyo oficial en el país.

Así las cosas, llegamos a la década de los sesenta, con una producción cinematográfica prácticamente  cero, pues como filmes desarrollados en el Perú, hasta 1963 sólo se conocían dos cintas elaboradas por cineastas aficionados que produjeron los filmes «Ladrones de Bicicletas» y otro cuyo nombre escapa a nuestra memoria. Y es allí donde emerge la figura inconfundible del único hombre que en tales circunstancias asume por su cuenta y riesgo la temeraria misión de hacer cine  en el Perú. Armando Robles Godoy que, cual quijote moderno, desafiando al tiempo y al ambiente, recala en Iquitos con un entusiasmo  contagiante trayendo consigo a un plantel de artistas de primera calidad para dar forma a la película

Recordamos que  la película «En la Selva no hay estrellas» primer filme dirigido por un  cineasta  profesional y rodado totalmente en nuestra ciudad Iquitos y nuestra selva circundante, mereció justificables elogios de la critica especializada en el exterior, dando paso así  a otro filme, también dirigido  por Robles Godoy, con el título «La Muralla Verde»; Fueron a no dudar dos exitosos filmes que dejaron la base  para otras películas que tuvieron como escenario la Amazonía gracias a la visión de un hombre como Armando Robles Godoy, que ahora, en estos momentos, víctima de un infortunado accidente yace en coma en el Hospital Rebagliatti, donde los médicos luchan por salvarle la vida.

Armado Robles es sin duda alguna el ícono viviente de una especie humana, cuyo influjo permite señalar que la cinematografía peruana logró tener prestigio en gran parte del mundo donde el nombre de nuestro cineasta es reverenciado por saber presentar nuestros escenarios selváticos en todo el mundo con maestría y amor a nuestra  patria.

Armando, resiste, burla a la parca infame que no podrá evitar que sigas enseñándonos cómo es nuestra selva.