“Yo respeto el derecho a la huelga, pero lo que no puedo aguantar es el dolor ajeno”

  • Declara el médico cirujano Eduardo Alberto Valera Tello, quien en los 30 años de carrera ha salvado la vida de miles de loretanos.

Y todos lo reconocen. Otros dirán que ha cometido errores, quizá sí como todos en la vida, pero es de hombres de bien reconocerlos para no volverlos a cometer y enseñar a otros para que no los cometan y mejoren en el camino de la vida.
Muchos lo conocen al médico como: “el loco Valera”. Él con amplia sonrisa dice: “Loco, pero loco lúcido” y quienes están cerca escuchándolo, se ríen y comentan: “Sí es verdad”. Ahora último salvó la vida de una niña (12) que fue traída desde El Estrecho zona fronteriza.
El médico Eduardo Alberto Valera Tello, cirujano general, nació en Balsapuerto, a los tres años fue llevado por sus padres a Yurimaguas, donde estudió en la gran unidad escolar.
“Yo tuve buena formación en la gran unidad escolar de Yurimaguas, luego fui a Lima e ingresé a la Universidad de San Marcos, a la facultad de Medicina de San Fernando. Hace años radico en Iquitos, éramos 10 hermanos, dos fallecieron” recuerda.
¿Usted trabajó en la época de pandemia?
-Sí. Todos abandonaron el barco, los que quedamos teníamos que afrontar porque no todo era covid. Los pacientes llegaban y acá se contagiaban algunos colegas. Nosotros seguíamos trabajando y operando porque el hospital regional se convirtió en centro Covid, igual que EsSalud. Fueron operaciones incontables, operábamos todo el día.
Este es un hospital donde no despreciamos a ningún paciente. La razón de ser de este hospital, son nuestros pacientes. Y la razón de ser de nuestra especialidad son nuestros pacientes y seguimos operando. Comparto labores con los alumnos en la Facultad de Medicina de donde soy decano y profesor.
¿Piensa en el retiro o considera que le queda mucho techo?
-No. Los alumnos y cirujanos jóvenes me necesitan, acá les enseñamos las técnicas quirúrgicas que deben aprender. Les damos a conocer los Tips que hemos adquirido durante 30 años de carrera. De cómo se opera, de los errores que uno ha cometido para que ellos no los cometan. La cirugía es un avance, es como una escalera en donde van agarrando más confianza. No queremos que caigan en erros en que todos hemos podido caer.
Usted salvo a una niña que fue traída desde El Estrecho después de haberla tenido allá con dolores por casi una semana ¿fue difícil?
-Yo doy mi vida por los niños, peleo por los niños contra cualquiera. Un niño que llega en malas condiciones de salud, debe entrar a cualquier hora al centro quirúrgico. Ella entró a la sala con una peritonitis total. Me sorprende la demora con la que la enviaron.
La atendimos de inmediato, gracias a Dios la niña salió bien de la operación. Ella cuando ya reaccionó se mostró contenta, me abrazó y me tomó una foto. Acá operamos entre 8 y hasta 10 pacientes a diario. Todos los que no quieren ser operados en otros lados vienen acá.
Yo respeto el derecho a la huelga, pero lo que yo no puedo aguantar es el dolor humano. Muchas de los pacientes llegan con dolores vesiculares y no se les puede abandonar. Nuestra razón de ser son los pacientes, acá atendemos a todos sin discriminación alguna.