Valentía de Grau

Como ciudadanos de a pie, que en las aulas básicas y de pronto superiores aprendimos y profundizamos más sobre la vida del gran Almirante Miguel Grau Seminario, reconocido por nacionales y extranjeros, sobre todo chilenos como el valiente, generoso y enorme corazón humano “El Caballero de los Mares”; nos rendimos ante su historia de vida.
Hablar de Miguel Grau engloba tanta humanidad, una formación militar del conocimiento científico, de la historia, de los armamentos, de normas legales sobre la guerra en su época y de los tiempos de paz, de la sociedad peruana y la política, de la cual también se vio atraído y fue diputado ocupando una curul en el Congreso de la República.
La valentía de don Miguel Grau Seminario iba más allá del temple que forjó a lo largo de su preparación militar y en otros campos de la vida de su época, en definitiva, su máxima expresión de generosidad se pudo evidenciar al asistir a soldados enemigos del ahora hermano país de Chile en la Guerra del Pacífico, cuando ordenó asistirlos, ayudarlos antes que se ahogaran, así como evitó arremeter contra una población civil estando con el poder de hacerlo.
Muestra que tenía claro que dar muestras de humanidad no era signo de debilidad ni de temor alguno. Lamentablemente era inevitable la pérdida de vidas de ambos bandos nacionales por desacuerdos que son parte de la historia, esa misma, que nos muestra lecciones aprendidas, que deberíamos llevar a la práctica, como sanar heridas que nos enfrentó entre pueblos hermanados por la historia milenaria.
Miguel Grau fue un esposo y padre que a pesar del tiempo que dedicaba a sus responsabilidades de nivel nacional, puso a su familia en un sitial de prioridades, lo que ha quedado sobre papeles escritos en sentidas y amorosas cartas cuando se encontraba distanciado por razones del deber con la patria. Era una época de enfrentamientos mientras se consolidaban las repúblicas que se habían desmembrado de la colonización española.
Es alucinante ubicarse en aquella época de guerra y encontrarse una personalidad como la del Almirante don Miguel Grau Seminario, fuerte, firme y con enorme sensibilidad a la vez, que traídos a la actualidad nos sirve de elementos para una reflexión y listado de acciones que podemos poner en práctica.
Y si trasladamos a Grau a esta época y en tiempos de paz, sin conflictos bélicos, lo podemos imaginar aportando con sus conocimientos en el desarrollo de la región Amazónica y del país, organizando acciones a favor de la civilidad con mucha perseverancia y disciplina, contagiándonos de su generosidad como gran persona humana que fue sin descuidar el rigor de la milicia. ¡Qué viva por siempre Miguel Grau entre nosotros!