UNAP fue escenario de encuentro cultural y científico: En canoa del Amazonas al Caribe

El aula magna de nuestra Universidad Nacional de la Amazonía Peruana (UNAP), fue escenario del encuentro cultural y científico denominado “En canoa desde el Amazonas al Caribe”, que rememoró la gran expedición del año 1987 de 432 personas, entre ellos 90 científicos de diferentes países (entre ellos peruanos), que emprendieron un largo trayecto montados en cinco canoas, navegaron por quince meses con el objetivo revivir el descubrimiento del Caribe y sus islas por las tribus prehistóricas de las cuencas del Amazonas y del Orinoco; realizar investigaciones científicas en los campos de la naturaleza y el hombre; y, por la vía de la ciencia y la cultura, dar un paso concreto hacia la unidad latinoamericana y caribeña, además de abogar por la protección de su medio ambiente.
El encuentro cultural se inició a las 9:00 de la mañana del martes 24 de abril; participaron como expositores el arqueólogo peruano Aldo Bolaños Baldesari, que integró la expedición en 1987; además el reconocido museólogo Luis Repetto Málaga; la doctora Nélida Valencia Coral, docente de la Facultad de Ciencias Económicas y de Negocios; el integrante de la organización “Iquitos Cultural” Jorge Linares Peña, y el empresario Rolando Dahua Lavi.
Esta actividad fue promovida por la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre (FANJ), con el objetivo de no perder el legado que dejó el extraordinario proyecto en el nuevo contexto de integración de América Latina y el Caribe, así como contribuir al desarrollo socioeconómico inclusivo y sustentable, y al intercambio de experiencias por una cultura ambiental.
En Misahuallí, sitio ecuatoriano en las márgenes del río Napo desde donde partió la expedición en marzo de 1987, se iniciaron las jornadas de conferencias, proyección de documentales, colectas de flora y fauna, entre otros intercambios culturales; actividad que ya llegó a nuestra ciudad de Iquitos. Similares encuentros se desarrollarán en Leticia (Colombia), Manaos (Brasil), así como en la venezolana ciudad Bolívar, de acuerdo con los organizadores.
Los expositores explicaron que la travesía había iniciado en Misahuallí y concluyó en San Salvador, las Bahamas, en junio de 1988. Comprendió además del eje fluvial Napo-Amazonas-Negro-Guainía-Atabapo-Temi-Orinoco y el Mar Caribe, y participaron unos 90 científicos, artistas, técnicos, auxiliares, más 58 colaboradores, quienes junto a los tripulantes de las naves de apoyo, civiles y militares, sumaron 432 personas, entre ellos mujeres latinoamericanas y caribeñas.
Fue dirigida por el doctor Antonio Núñez Jiménez quien contó con profesionales procedentes de Ecuador, Perú, Colombia, Brasil, Venezuela, Puerto Rico, República Dominicana y Cuba, participantes de manera parcial o total en una ruta de más de un año a través de 17 mil 422 kilómetros por 20 países de América Latina y el Caribe.
La travesía incluyó simposios, conversatorios, intercambios entre investigadores de los países sudamericanos y caribeños, y estudios con equipos nacionales conjuntos.
Se midió la velocidad y volumen de los ríos Napo, Amazonas, Negro y Guainía, entre otras investigaciones ecológicas, botánicas, zoológicas, sociológicas, geográficas, geológicas, arqueológicas, antropomórficas, geofísicas y de otras disciplinas. Hubo contactos con aborígenes quichuas, huaoraníes, secoyas, ticunas, yaguas, curripacos, barés, waraos y otros en el continente Sudamericano, y en el mar con los caribes negros de San Vicente y de la comunidad de Dominica, últimos sobrevivientes de esa cultura americana en Las Antillas, explica Núñez Jiménez.
Los participantes pasaron enfermedades, terremotos, crecientes, palizadas, ciclones y trombas marinas, y otras vicisitudes, además del hostigamiento y provocaciones del Departamento de Estado y unidades navales y aéreas estadounidenses, para obstaculizar el objetivo de unidad latinoamericana del viaje en las canoas aborígenes. Se reafirmó la hipótesis de que los elementos naturales ayudaron a las migraciones prehistóricas de Este a Oeste y facilitaron la conexión humana entre América del Sur y el Caribe.