Un 5 % que preocupa.

Los peruanos desde que aprendimos a elegir a nuestros mandatarios, casi siempre lo hicimos siguiendo cierta exigencia que partía del sentir del «patriarca» de la casa, quien definía  por qué corriente política había  que optar para lograr un buen gobierno y la familia por el respeto ( que ahora se ha perdido) que infundía el mayor de la casa, votaba por quien merecía la aprobación paterna.

Con el tiempo y gracias a la aparición de los partidos políticos, hubo un algo más de democracia familiar; y los nuevos ciudadanos comenzaron a dilucidar personalmente sus inquietudes políticas, hurgando con más interés en la vida política de los candidatos y así lograr acercarse siquiera medianamente  a un resultado positivo gracias a su elección.

Llegó la era de la cibernética, bajo tal sistema se asegura que es imposible  equivocarse en cuanto a los candidatos a la presidencia del país, ya que  en el Internet está descrita la vida de cada uno de ellos; sin embargo, los negociantes de la vida política del país crearon otro sistema más a la mano, como  fueron y siguen siendo las encuestas que llegan diariamente a los medios e inquietan a quienes van a tener protagonismo en la próxima elección y a cierta prensa capitalina cuyos columnistas, con ciertas excepciones,  la vienen emprendiendo contra la candidata del APRA Mercedes Aráoz, haciendo mofa del magro 5% de aprobación que dicha candidata exhibe.

Aquí bien cabe una reflexión que permita discernir, cuál es la razón para que  una candidata que según tales columnistas no representa  ninguna amenaza a los consagrados  como grandes  de la política, sea blanco de ataques arteros pese a que con entereza y responsabilidad hasta ahora ha sabido capear trampas y zancadillas como la de Bagua, dejando en ridículo a un «consagrado» político como Carlos Bruce. Sin embargo, en la nota y columna de un diario limeño, tales detractores dicen que el ridículo lo hizo Aráoz, lo que constituye una mentira vertida hacia el electorado, pues a la señora Aráoz no le tembló la voz cuando aceptó la tramposa jugada tendida por Perú Posible,  de debatir en Bagua sobre los planes de gobierno tanto del APRA como de Perú Posible. Aquí habría que decir que fue Toledo quien corrió.