Traficantes de terrenos

Es una cruda realidad la necesidad de un lote de terreno para iniciar el cumplimiento del sueño de la casa propia, cruda, porque no existen terrenos disponibles del Estado para este propósito, por lo menos cerca de las zonas urbanizadas de Iquitos, no hay.
Tanto por la zona sur hacia la carretera Iquitos a Nauta y por la zona norte pasando el puente, desde hace muchos años que las áreas de terreno tienen sus posesionarios, moradores, propietarios que realizan algún proyecto de conservación, producción de sembríos agrarios o crías de peces, entre otros proyectos productivos.
Es conocido que Iquitos ha crecido a golpe de invasiones, el sector de Versalles, San Antonio, Túpac, Micaela, Pampachica, Cardoso, y una larga lista de antiguos terrenos donde había frutales y plantaciones de productos de pan llevar, ladrilleras, y otros más.
Las autoridades de turno parece que nunca proyectaron un plan de expansión urbana ordenado y coordinado con los sectores de dominio de los terrenos de libre disponibilidad del Estado; prefirieron entregar gran cantidad de hectáreas a costos irrisorios a manos de pocas personas.
Tenemos sí una especie de “terratenientes” en varios tramos de la carretera Iquitos a Nauta, pero que, a estas alturas del tiempo, cuentan con sus respectivos documentos legales que el Estado lo garantiza en términos de derechos de propiedad, por lo que nos guste o no, se tiene que respetar.
Claro, hay experiencias pasadas y recientes donde los propietarios desisten de ir a un litigio judicial y prefieren ponerse de acuerdo con los invasores de terrenos para venderles en cuotas.
Sin embargo, hay quienes desean mantener su propiedad con lo que vienen trabajando en ella, y esto se debe de respetar, y hacer respetar con el principio de autoridad y dado el caso, con la fuerza pública incluyendo las denuncias fiscales para los debidos procesos judiciales contra quienes alientan de mala fe las invasiones, y son los traficantes de tierras a quienes debe caerles todo el peso de la ley civil y penal.