Todos en sospecha

Era más que evidente, aunque ahora la confirma una encuesta nacional urbano-rural realizado por el Instituto de Estudios Peruanos-IEP, y que fue publicado y comentado ampliamente ayer por el periodista David Pereda del diario nacional La República, que la corrupción nos trunca.
Este estudio técnico recobra una gran importancia a pocos días de celebrarse un aniversario más de nuestra amada patria Perú, en un contexto donde todavía se siguen revelando acciones delictivas de corrupción de anteriores y actuales autoridades.
Las revelaciones están en todos los niveles de gobierno, sea distrital, provincial, regional y nacional; incluyendo otros entidades y organizaciones, donde la lucha entre quienes son partícipes de la transparencia y de quienes buscan como sea llenarse de dinero, es una batalla casi con enemigos ocultos o visibles con poder.
Y cuando decimos que todos estamos en sospecha es porque hablar de un 68% que opina que la corrupción es el principal problema del país, es porque hemos sido testigos o lo percibimos de muy cerca. De pronto ese porcentaje quedó chico.
A esto se suma la percepción de un 43% de compatriotas que creen que el Ejecutivo (PCM) no sabría cómo resolver los problemas del país, y otros opinan (46%), que es cuestión de tiempo al tiempo para las soluciones.
Así, el panorama que brinda la encuesta, un importante 49% piensa que el presidente Martín Vizcarra que representa al Ejecutivo, está realmente comprometido con la lucha contra la corrupción. Aunque se revela que en el sur del país ha caído su aprobación en 16% por los actuales problemas con la minera Tía María.
En esta misma encuesta que pregunta sobre los principales problemas del país y en el que se señaló a la corrupción como la quiruma (obstrucción figurativamente) más fuerte, le siguen la delincuencia con 38%, la falta de trabajo 32% y la situación económica en el Perú (30%).
Y cómo solucionamos la falta de trabajo, justamente desterrando la corrupción que se roba millones de soles que podrían ser invertidos en proyectos productivos y de desarrollo que generen empleo y riqueza.
Así mejoraría la economía y la delincuencia disminuiría, claro que hace falta inteligencia policial con efectivos honestos, bien implementada y con presupuesto, que hagan un trabajo técnico sin presumible injerencia política, solo las autoridades políticas de turno deben exigir resultados.