Testimonio de Nicol Martín: una experiencia de vida difícil

  • Sufrió mucho hasta antes que sus padres aceptaran su naturaleza.
  • Cuenta que muchas veces la gente que se cree perfecta, hiere más con sus gestos que con sus palabras.

 

Mucho más cuando nacen desde el propio seno familiar o circulo amical más cercano. Las hipocresías se hacen grandes, tanto o más como el profundo odio que suelen sentir todos aquellos homofóbicos, quienes en el fondo podrían llevar una brecha inexpugnable de aquello mismo que aborrecen cuando están frente a sus ojos.
Nicole/ Martin Casares Mori (25), cuenta parte de su vida y de lo asfixiante que le resultaba ésta, antes que su familia lo acepte como naturalmente nació. Narra que estudio su primaria en el colegio Alexander Von Humboldt, y su secundaria hasta cuarto año en la institución educativa Manuel Clavero. No terminó.
“Me gustaría seguir estudiando, pero por ahora no puedo ya que tengo que trabajar. Aunque en estos momentos estoy de descanso porque estoy un poco mal de salud, sufro de gastritis y estoy en tratamiento”, menciona agregando que es el número 7 de 9 hermanos y que vive con sus padres.
“A corta edad yo supe que era diferente en mi naturaleza, me gustaba jugar con juegos de mujeres, mis movimientos eran más delicados. A los 13 años ya tenía una mayor intuición de lo que en realidad era por mis modales. Pero la familia cuando pasan esas cosas es poco de tomarles importancia, se hace como que no ve nada, no cree nada. Yo sentía que era diferente.
La familia ahora acepta como somos, pero antes tienen que pasar un montón de cosas, de discriminaciones. Dicen que se sienten avergonzados porque malogramos el apellido, la imagen de la familia. Yo pienso que no somos un estorbo, sino que más bien brindamos apoyo a la familia, ahora vivo tranquilo porque me aceptan y cuidan.
Hace dos años, en el año 2016, ellos se molestaron mucho porque me encontraron bien vestido para participar en un certamen de belleza. Me gritaron, insultaron y me botaron de la casa. Yo me fui, tuve que salir porque no podía resistir ese maltrato, viniendo de la familia creo que es doblemente doloroso. Después de tiempo dialogamos y nuevamente me pidieron para volver a casa, ahora me entienden, me cuidan, pienso que me deben querer.
Hay mucha discriminación en las personas, a veces con los gestos hieren más que con las palabras. Yo no podía salir abiertamente porque la gente me miraba mal, gritaba, te insultaba. Frente a todo eso hay que tener autoestima, yo me doy fuerza y fortalezco yo mismo, me doy valor para salir adelante, más ahora que mi familia me apoya y es mi soporte. Me siento feliz con ellos porque me aceptan como soy”, contó Nicol.