TECNOLOGÍA, INNOVACIÓN Y FULBITO

Si algún día, estimado lector, decide visitar al Consejo de Ciencia y Tecnología (CONCYTEC), se llevará una sorpresa. Aunque suene increíble, la sede institucional ocupa una cancha de fulbito, donde sus funcionarios hacen gambetas diarias para eludir la precariedad de su presupuesto que, desde hace años, no supera los 6 millones de dólares anuales.

 

En el reciente Foro Económico Mundial de Davos, el profesor Raghuram Rahan señaló que el cambio tecnológico  aumenta la tasa de retorno del talento, en tanto Ben Verwaayen, presidente de Alcatel-Lucent, comentó que la clave para el futuro son la innovación y la creación de empleo. «La revolución digital y la producción de materiales inteligentes están permitiendo a la gente ordinaria a crear tecnología, ayudando a mejorar el mundo», afirmó Neil Gershenfeld, del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).

 

Por estos lares, lo positivo es el ofrecimiento del presidente Humala de crear el ministerio de ciencia, tecnología e innovación (CTI), elemento estratégico para vitalizar la competitividad global. Ello tendría profundo impacto tridimensional: aprovechar oportunidades de la economía del conocimiento; catalizar el desarrollo regional y acelerar la reducción de la pobreza, acentuando la inclusión social. Y engrasaría bisagras para activar la Triple Hélice de la Innovación entre el estado, academia y empresa,  que funciona  tan bien en Israel, Brasil, Finlandia, Japón, Alemania, etc.

 

No hay tiempo que perder. Otros países vuelan en 4×4 como si compitieran en el Rally de Dakar. Fundar el ministerio materializaría el compromiso del presidente Humala en destinar recursos a I+D+i por el 0.8% en el PBI del 2016, lo cual sumaría US$ 3,000 millones, superando el anémico 0.10% de ahora.  Durante el 2009-2012 el presupuesto anual de CONCYTEC fue, en promedio, 15 millones de soles nuevos, una bagatela frente a los montos de sus homólogas de Latinoamérica.

 

La innovación es esencial para elevar la calidad de vida y materializar un desarrollo competitivo e inclusivo. Esa esperanza la expresa bien el portal de la National Sciencie Foundation (www.nsf.gov) cuando dice «…se debe trabajar en proyectos que pueden parecer ciencia ficción ahora, pero que la gente dará por sentado, mañana…».

 

Corea del Sur no ha ganado ningún Nobel científico. Pero sigue inundando el mercado mundial con oleadas de productos innovadores desde automóviles hasta un vasto surtido de bienes y servicios TIC. Su exportación de tecnología superó los US$ 103,000 millones en el 2009. Dicho país aprendió bien la lección de Japón en los 80, modificando diseños y reduciendo costos en bienes ya existentes.

 

La estrategia recomendable es adaptar la creatividad peruana al mercado global, promoviendo el «Cambio de la Matriz Exportadora», sustentada en vender talento y mentefactura. Sin Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, Perú no aprovechará el potencial innovador de sus científicos, empresarios e investigadores. Y atascará su desarrollo.

 

Hasta entonces, la I+D+i seguirá en una cancha de fulbito, jugando con pelota de trapo.

 

César Huamanchumo Plasencia es experto en innovación y negocios internacionales. Tiene un máster en gestión de empresas.