Técnico, no político

Mientras hacemos un repaso de nuestra poca o quizás suficiente experiencia en el ámbito de la administración pública, creemos que estamos en la posibilidad de comentar lo que las gestiones políticas de turno han convertido este sistema en un fracaso parcial.
Casi todos los ciudadanos, por no decir todos, en algún momento hemos tenido una experiencia de tramitar en las entidades del Estado y también tenemos amigos, conocidos o familiares que laboran en los mismos.
La historia reciente nos ha ido diciendo que cada vez más el aparato público se vuelve inmanejable desde el punto de vista de lograr eficiencia administrativa, y más bien son manejables al gusto del gobierno de turno, aunque hasta para las gestiones ciertos poderes de la empleocracia de los distintos niveles, resultan dañinas.
El caso de la burocracia se ha tornado muy difícil de enderezar o de revertir sus efectos negativos porque a lo largo de los últimos 30 años se han generado tantas leyes que se cruzan entre sí, y más se habla de derechos que de deberes.
Es tal el desbalance, que cada gestión que intenta reestructurar un determinado sector público, se presentan los más increíbles boicots, golpes bajos y hasta con la formalidad de la legalidad se tumba todo intento de reordenar para hacer más eficiente el servicio público. Y en esto los sindicatos deberían jugar un papel de responsabilidad hacia los usuarios autoevaluándose a favor de la eficiencia.
Una gestión más y pensamos que estallan los sectores públicos donde la gente se choca y se crean puestos innecesarios. Eso de que cada gestión desde la época de Acción Popular, del Apra y de los más que vinieron, han ido dejando su grupo de trabajadores y creando leyes que perennizaron el clientelismo político. Esta situación en las entidades tiene que tener un freno.
Finalmente, todos (as) nos beneficiaremos porque se podrán reconstruir sectores más eficientes con el personal debidamente necesario y capacitado, donde prime lo técnico y no lo político. Ello hará que se creen otras formas de generación de empleos sin asfixiar al aparato estatal.