Te quiero verde

En estos tiempos donde se vienen cumpliendo las predicciones científicas negativas respecto al cambio climático, al punto que los gobiernos tienen oficinas dedicadas a tratar de menguar estos efectos, las acciones que llevan a desaparecer los pocos espacios verdes que demoraron más de dos décadas en consolidarse, de pronto en escasos minutos, desaparecen ante la mirada atónita de sus gestores; resulta indignante.
Uno de los tantos actos ha sucedido hace unos días en los ambientes de la institución educativa San Martín de Porres, donde un espacio verde se destruyó en vez de ser conservado y buscar otras alternativas si de tratar de ampliar la capacidad de alumnos para el colegio, se tratase.
Como era de esperarse madres y padres de familia, así como alumnos y ex alumnos que valoran la Selva Viva que tenían dentro del colegio, expresaron su rechazo a esta decisión de quienes administran la institución educativa que está ligada a la iglesia católica por lo que han pedido que el Vicariato vea este asunto.
Uno de los impulsores, si no el principal de este espacio verde en el colegio San Martín de Porres es el ex director profesor Jair Márquez, quien fue consultado por los medios de comunicación sobre la destrucción de esta obra verde que se inició hace más de veinte años.
“Me enteré por casualidad. Nunca me imaginé que iban a botar lo que habíamos levantado con tanto esfuerzo. Había en esa zona palma aceitera, coco, mango, ficus. Las plantas se sembraron en el año 97. Antes era un arenal con greda. Los padres de familia apoyaron para transformar esa realidad”, dijo entre molesto y nostálgico el ex directivo de uno de los mejores colegios de Iquitos.
El profesor hizo eco al reclamo de todos los que se sumaron diciendo además que costó exactamente 22 años formar esa pequeña selva, para que en un día se bote todo. Se quite la educación viva. El reclamo es que en vez de avanzar, estamos retrocediendo en el concepto de la conciencia ambiental.
Es así que han invocado a que el representante del Vicariato de Iquitos, representado por el actual monseñor, recapacite y restituya al colegio su pequeña selva, su selva viva, su espacio verde; y que se resane lo que han hecho, “que se empiece nuevamente a sembrar las plantas que han cortado de raíz”, comentó con esperanza.
Desde acá alentamos a que así sea. Nuestros colegios deben tener esos espacios verdes vivos, incluyendo especies animales que se adapten a la naturaleza que se puede tener en el interior de las instituciones educativas. El profesor Márquez recuerda que tenían hasta un zoológico ahí con loros, guacamayos, añujes y majás. Actualmente en el interior del IIAP también se puede apreciar algo parecido en su espacio verde. Se espera que se recupere la selva viva del colegio San Martín de Porres.