Supervisión necesaria

Las supervisiones no tendrían por qué extrañar a ninguna entidad, organización, ni persona. Quizás por falta de supervisiones es que tenemos muchos problemas generados desde décadas pasadas. Es que fueron tan malas estas supervisiones que parecía se coludían con los responsables de ejecutar una obra, caso el proceso constructivo de la carretera Iquitos-Nauta por lo que varios funcionarios tuvieron pena de cárcel.
En esta obra carretera la supervisión no funcionó en una etapa y si hubo algunas alertas, tampoco funcionó, era una especie de círculo cerrado; ahora vemos las consecuencias y cómo en tan poco tiempo de construcción se nos está cayendo a pedazos, al margen de no contar con un oportuno plan de mantenimiento vial.
Similar hecho ocurrió en el proceso constructivo del alcantarillado y de la planta de tratamiento de aguas residuales de Iquitos, donde hasta ni dueño del terreno es el gobierno regional de Loreto que a la anterior gestión le reclama el propietario que demandó judicialmente. Ese es el extremo de los otros extremos que ya conocemos.
Entonces, vemos que la formalidad del sistema nos ha fallado en lo que a supervisiones se refiere, y como esto no ha sido replanteado en las normativas nacionales, nada impide que la sociedad civil organizada, que los colegios profesionales, que los gremios, ejerzan el derecho ciudadano a saber qué puede ocurrir en una obra que se levanta en nombre del pueblo, que somos todos.
Que no nos utilicen más y nos entreguen obras de mala calidad, y que buena obras solo contadas con los dedos, una de ellas la pavimentación de la avenida La Marina.
Por las amargas experiencias que no solo significan que han atentado con nuestra tranquilidad y calidad de vida, sino que con nuestros presupuestos públicos están pagando por obras que no nos han traído bienestar; esa cruz estamos cargando por no habernos inmiscuido en la supervisión de las obras que se levantan en nuestra ciudad y región en general.
Ninguna autoridad tendría que incomodarse porque uno u otro ente realicen acciones de supervisión, los vecinos, los medios de comunicación. En buena hora que se abra el debate alturado y que surjan los aportes encaminados a que lo que se construye sea un monumento a la calidad y a la excelencia en gestión. Es nuestro compromiso de honor con las presentes y próximas generaciones.