Riesgos por amenazas naturales y acción del hombre

Desde hace 50 años, aproximadamente, han venido pequeñas olas de habitantes a vivir en las zonas peri urbanas de Iquitos. Luego  estas pequeñas olas se convirtieron en maremotos y, entonces, nos encontramos con asentamientos poblacionales que viven adaptándose a los fenómenos de creciente y vaciante.

Este fenómeno no es solo en Iquitos, sino en Pucallpa, Yurimaguas, Requena, Nauta, y otros lugares de nuestra Amazonía. Los vivientes que ya se multiplicaron por obra de Dios y muchas veces por falta de televisión, aducen que quieren oportunidades de mejor vida para ellos y sus hijos. Que necesitan estar cerca de la civilización, que necesitan trabajo. Pueden ser excusas, pero, ya están acá ubicados en miles de hectáreas de zonas inundables, a pesar que existen leyes y normas que prohíbe ocupar esas zonas (ellos dicen que no saben leer e interpretar estas leyes y por eso ocuparon esas zonas).

Muchos políticos han incentivado estas proliferaciones de asentamientos humanos, y ya están ahí, aplicando la única ley que conocen: de Charles Darwin, la adaptación de la especie a condiciones desfavorables. Allí han establecido sus hogares, algunos con casas bonitas, otras feas, unos con más altura con sus canoas como instrumento de transporte a la ciudad en invierno, hay burdeles, hay bares, se observan fiestas que duran a veces una semana, es decir algo parecido a las favelas de Sao Paulo en Brasil.

Nada que hacer, más que trazar un programa de desarrollo integral que les permita una mejor vida honesta y trabajadora en esas zonas, por supuesto mejorando las condiciones de infraestructura de sus casas, salubridad, educación y nutrición.

Estas oleadas de habitantes van a seguir. Pero, según especialistas de hidrografía de la Marina de Guerra del Perú y los que viven cerca a Muyuy, dicen que el Amazonas vuelve como siempre lo hace cada 50 u 80 años y, ahí si van a haber problemas serios, porque si bien el Itaya besa suavemente nuestras riberas, el río Amazonas besa con pasión desaforada que destruye todo lo que encuentra. Pero los peligros por cuestiones naturales no son solo a los habitantes de estas zonas, sino, a los grandes cultivos tradicionales que se hacen todos los años y lo que afecta a los habitantes de la metrópoli.

Este fenómeno y sus efectos devastadores han sido permanente preocupación de muchos gobiernos locales y creo que regionales. Muchos de los alcaldes han optado por levantar rasantes sin un estudio bien calificado. Un montón de plata se ha gastado en este remedio transitorio y mucha plata ha ido a parar en bolsillos de algunos vivos.

Pero no solo ha sido preocupación de autoridades y políticos que tienen sus propios intereses, sino de promotores de un buen desarrollo y de buenos investigadores del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana IIAP, que con su programa Proterra, ha venido desde hace años realizando un diagnóstico de diferentes zonas que afrontan este tipo de riesgos y amenazas a los habitantes de estas zonas y a las chacras productivas y después del diagnóstico han calificado o como ellos lo llaman han identificado el potencial de riesgo o amenaza que tienen ciertas zonas y han preparado excelentes documentos con descripciones y recomendaciones, con mapas, para ser entregados a las autoridades locales y regionales y especialmente a los habitantes de estas zonas.

La idea es que estas autoridades en trabajo conjunto con los pobladores, con la información científica que han obtenido estos investigadores científicos de este programa Proterra del IIAP, puedan hacer un plan de desarrollo sostenible en estas zonas que tienen la característica de ser planos depresionados, terrazas bajas de drenaje imperfecto, meandros abandonados y que pueden ser afectados por los fenómenos naturales de inundaciones o de crecientes extremas. Y, no solo la parte física del terreno sino elaborar un programa de educación e instrucción a los miles de habitantes para que aprendan oficios, darles un buen trabajo y hacer de estos lugares una zona turística con paseos en canoas seguras por toda la zona, conociendo las aves que se posan ahí para descansar o pescar. Es decir todo un plan de desarrollo sostenible integral, y que los habitantes se empoderen de esta zona para que puedan cuidarla.

Las normas y leyes no sirvieron, no sirven, ni servirán, a no ser que los maten a todos. Y, eso de estar echando arenita o poniendo tablitas es una gran viveza, es plata para los malos funcionarios y malos dirigentes.

Esta propuesta nace de lo leído en los excelentes informes hechos por profesionales del IIAP en el marco de Zonificación de riesgos por amenazas naturales e intervención del hombre. Trabajos que hicieron los de Proterra en Yurimaguas, en Ucayali, en Loreto y, en algunos lugares más de nuestra Amazonía.

Señores candidatos y autoridades aquí tienen un buen planteamiento del suscrito y de la empresa Amazon Business & Consulting, basado en la lectura de buenas experiencias de campo plasmadas en libros que se pueden encontrar en  el IIAP. Utilicen la ciencia y tecnología para mejorar la calidad de vida de los amazónicos.