Rebelión de las canas

Vivimos en sociedades en este hogar mundial llamado Tierra, donde la agresión verbal mutua es una acción de todos los días, aunque no se debe generalizar un gran número de personas en comunidades, ciudades, centros laborales y otros espacios son víctimas o victimarios.

Esta semana que se conmemoró el “Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”, nos hemos puesto a pensar en todas las formas de agresiones que recibe este ser tan humana, tan fuerte o tan frágil como pueden resultar los humanos hombres.

Lo que sucede, y como muchos de ustedes lo captarán, el mayor peso de los actos violentos son hacia la mujer, según cifras recientes un 93% de mujeres de todas las edades lo sufren, lo que no quiere decir que no existan seres del sexo femenino agresivas y por tanto violentas contra hombres frágiles.

En las reflexiones en las dos últimas décadas se han ido visibilizando otras formas de violencia que a simple vista no parecían, pero, traen consigo un poder enorme para afectar la autoestima de las damas, y lo peor hay mujeres que lo celebran.

Este es el caso del momento en que empieza a cambiar el color del cabello para aclararse como las nieves, y millones de mujeres en el mundo se apresuran a buscar la forma de ocultarlas, porque se ve “feo”, señal de “vejez”, que llegaron las arrugas más marcadas y un largo etc. de ofensas.

Pero, sucede que a los hombres se les dice que cuando llega la etapa de blanquearse sus cabellos, esto les hace “más interesantes”, por Dios, qué tal discriminación, es por eso que se ha iniciado “La Rebelión de las Canas”, visualizado en mujeres líderes que van dejando enseñanzas en el paso de los años y se niegan a teñirse el cabello y quieren lucir sus cabellos blancos como cual perlas que cubren neuronas invaluables.

Esas son las mujeres que van ganando el terreno a un concepto equivocado de estética, y más bien se debe mostrar más los valores y contribución a la sociedad desde una apariencia natural, paz interior, solidaridad, estudio, amor y un constante compromiso con la felicidad que se puede sembrar en el día a día. Para el tiempo cósmico la vida de un ser humano cuenta solo unos pocos segundos. Ganemos tiempo sólo animándonos.