¿Qué pasó?

Es necesario que luego de una Semana Santa de reflexión sobre la vida, pasión y muerte de Jesús, miremos nuestro alrededor y constatemos que nuestra indiferencia tiene a la larga el mismo efecto que cualquier arma mortal del mundo, que termina acabando con la gente sea por hambre, por mala salud, a consecuencia de una pésima alimentación y otras razones que se pueden evitar.

Qué pasa en nuestro mundo que se inicia en la ciudad de Iquitos o en la ciudad, pueblo o comunidad donde viven queridos lectores. Miremos a nuestro alrededor y veremos que hay mucho por hacer desde un simple gesto solidario. Esta palabra que en varias naciones que tienen guerras internas horrorosas como en Siria, ya casi ha desaparecido, y la gente se muere por armas o lentamente por la indiferencia.

Pero ¿qué es lo que pasó realmente? Es lo que se pregunta el nobel de literatura Mario Várgas Llosa, quien en un artículo publicado recientemente en el diario La República, escribe sobre los resultados de sus recientes indagaciones, aunque el artículo llevaba por título Leer un buen periódico, nos pareció valioso rescatar lo que pudo enterarse.

Y así nos dice: “Según las primeras noticias, el Gobierno de El Asad lanzó misiles con gases sarín sobre una población inerme, entre la que había muchos niños, violentando una vez más el acuerdo que había firmado ya con la administración de Obama hace tres años, comprometiéndose a no usar armas químicas en la guerra que lo opone a una posición dividida entre reformistas y demócratas, de un lado, y, del otro, terroristas islámicos.

Esta noticia fue inmediatamente desmentida no sólo por el Gobierno sirio, sino también por la Rusia de Putin, aliada de aquel, según los cuales el bombardeo de las fuerzas gubernamentales hizo estallar un depósito de armas químicas que pertenecía a la oposición yihadista, la que sería, pues, responsable indirecta de la matanza.

¿Cuántas fueron las víctimas? Las cifras varían, según las fuentes, entre algunas decenas y centenares o millares, una buena parte de las cuales son niños a los que la televisión ha mostrado con los miembros carbonizados y agonizando en medio de espantosos suplicios.

Este atroz espectáculo, por lo visto, conmovió al presidente Trump y lo llevó a cambiar espectacularmente su posición de que Estados Unidos no debía intervenir en una guerra que no le incumbía, a participar activamente en ella bombardeando una base aérea siria. Y, al mismo tiempo, a criticar severamente a Rusia, por no moderar los excesos genocidas contra su propio pueblo, de Bashar el Asad…” Es lo que en parte escribió MVLL. Y nosotros nos quedamos con la sensación de respaldar a Trump, porque la indiferencia igual mata.