Pronta ayuda para padre e hija que viven en carpa frente a EsSalud

  • No puede ser que a estas alturas se sigan viendo cuadros de extremo abandono y necesidad.


Mientras que la pobreza, la injusticia y la desigualdad existan en nuestro mundo, ninguno de nosotros podrá realmente descansar”, frase del gran Nelson Mandela.
Y cuánta razón hay en ellas, pues hay quienes descansan sus cuerpos plácidamente en grandes palacios con la mente atormentada, otros que pasan sus noches y momentos de ocio en un pedazo de cartón con la mente vagando, y hay quienes no tienen donde descansar ni el cuerpo, ni la mente.
Manuel Rucoba Rubio, es un padre de familia proveniente de la zona de Trompeteros, quien perdió a su esposa y a raíz de ese trágico suceso, su hija Otty Rucoba Mucushua (24), desarrolló una alteración en su funcionamiento mental, lo que la inhabilitó para desempeñarse normalmente en su vida diaria, volviéndose totalmente dependiente de su progenitor.
Lo realmente preocupante y triste es la situación en la que viven, Manuel y su hija no tienen familia en la ciudad de Iquitos y según lo que él señala, sus demás hijos no le brindan apoyo por lo que él ha tenido que improvisar una pequeña carpa para refugiarse en las noches de lluvia y los días de intenso sol.
En el frontis del hospital de EsSalud y al costado de la berma, siendo muy poco visible, es donde ellos se sitúan con el peligro “respirándoles” día a día pues es por la avenida “La Marina” por donde transita la mayor parte de vehículos pesados.
Manuel y Otty son de los que no tienen donde descansar, ni el cuerpo ni la mente, pues mientras otros esperan las noches para olvidarse de la realidad, a ellos la realidad les grita en toda hora al sentir el piso frío, el grass mojado y el estómago vacío.
Eso sin contar la preocupación por obtener las medicinas que Otty necesita. El cielo azul y el brillante sol no se reflejan en sus ojos ni dan luz a su alma, pues para este padre e hija cada día es más nublado que el anterior, esperando ansiosamente un poco de ayuda o esperando que por ahí algún rayito de luz ilumine el corazón de las autoridades para extenderles ayuda.
(Texto y fotos: Micaela).