Población loretana se embrutecerá aun más

  • Con denegación de licencia a UCP

Por: Litman Gonzáles Ríos
Catedrático UNAP

Como siempre desde sus cómodos escritorios desde Lima los burócratas dan otro golpe a la educación en Loreto. No ven la realidad y quieren medir a todos con la misma vara en un país tan heterogéneo e informal.
Creen que Iquitos es como Lima, donde la pituquería puede pagar pensiones en universidades de hasta 5,000 soles mensuales. Acaso la PUCP o la Cayetano no fueron las primeras en licenciarse, ya que con sus pensiones exorbitantes que cobran desde hace décadas ya cumplían con condiciones básicas de calidad mucho antes que la SUNEDU naciera.
Pedir que en Iquitos ciudad más cara y aislada del Perú y por ende más pobre, exista universidades privadas con categorías de la PUCP o la Cayetano son ideas de tarados. No estoy en contra de la SUNEDU y su licenciamiento. Cuando promulgaron la ley 30220 celebré con alegría esa decisión y decía que el Perú por fin entraba a las grandes ligas mundiales en cuanto a ciencia y tecnología, resulta que tras cinco años de su aplicación no hemos avanzado ni un ápice, solo nos hemos vuelto más papelucheros, es decir pasamos el tiempo llenando formatos uno tras otro bajo presión y amenazas por responsabilidad funcional. La proliferación de universidades privadas, muchas de ellas denominadas con justa razón por un presidente militar como universidades chichas por producir títulos que no servían para nada; nacieron ante la incapacidad de las universidades nacionales de albergar a más estudiantes, a su continuo desprestigio por las múltiples paralizaciones y el atraso tecnológico y científico en que habían caído muchas de ellas. A mi entender más de la mitad de las universidades nacionales junto con las universidades chichas debieron desaparecer del espectro. Las universidades nacionales o mejor dicho las estatales esas que reciben cada mes, puntual y seguro el dinero de todos los peruanos, nunca se han preocupado por plantear una universidad científica e innovadora acorde con la exigencia de los tiempos. Universidades protegidas por doble coraza, la primera por el hecho de ser estatal. En el Perú la cuestión estatal es sinónimo de corrupción e impunidad y la otra coraza fue la autonomía universitaria, mal interpretada por las autoridades por hacer con el dinero lo que mejor les parezca sin consultar siquiera con los estamentos universitarios. La autonomía universitaria es un derecho universal, sirve para trazar políticas en materia de ciencia y tecnología dentro de la universidad en bien de la sociedad. Si pasaron por agua tibia varias universidades públicas y privadas durante el licenciamiento, por qué no darle una oportunidad más a la UCP. O en todo caso se hubieran reunido los gobiernos locales, la sociedad civil, la UNAP para juntos trazar una estrategia y darle una manito para que supere las deficiencias que la SUNEDU detectaba. Pero extrañamente casi todas las instituciones públicas y privadas mostraron sus silencio cómplices. No podemos negar de los avances que en infraestructura estaba implementando la UCP, pero de ahí a pedirlo que tenga artículos científicos, buenos laboratorios, profesores nombrados es una cuestión inalcanzable en corto tiempo más aun cobrando pensiones de 400 a 700 soles mensuales. Sostener que profesores de esa casa de estudios malgastaron las utilidades producto de las pensiones no es excusa para cerrarlo, es un hecho corregible. La UCP por lo visto fue una universidad para la gente pobre y la clase media, cuantos de nosotros los profesores hemos optado para nuestros hijos dicha universidad. Ahora que harán miles de jóvenes que estudiaron y que iban a estudiar en esa casa de estudios, que dirán los sufridos padres al ver a sus hijos merodeando la casa todo el tiempo y sin empleos por efecto de la pandemia. Es una situación muy grabe que los que vivimos en esta región debemos de reflexionar de lo contrario nos espera mayor embrutecimiento e incremento de la delincuencia. La UNAP mientras no cambie de chip, jamás tendrá la barita mágica para dar solución a esta nueva realidad salvo que prepare un proyecto para que absorba con ayuda del estado a dicha casa de estudios con todo su personal y las carreras que dicho sea de paso están más acordes con el desarrollo de una región. Cuantos fiscales, sicólogos, arquitectos, ingenieros civiles hoy en día se están desempeñando gracias a que estudiaron en la UCP. Era necesario la presencia de la UCP, para que la UNAP de esa manera ante la competencia despierte de su letargo. Si no hay competencia la UNAP regresará a su largo sueño.