Piensas: ¡¡¡Pide más años por favor!!!

Fernando Herman Moberg Tobies
http://riendasciegas.wordpress.com
hmoberg@hotmail.com
@FernandoMobergT

 

 

 

El tiempo pasa como el sol que aparece imponente y que se va cuando llega la oscuridad, el tiempo pasa y el silencio nos dice que algo falta, el tiempo pasa y el cuerpo se extingue, pero el amor no se agota, el amor perdura en la memoria y a pesar del tiempo que pase.
Cuando estamos en la rutina todo tiene sentido, incluso los problemas, olvidamos llenar los detalles que avivan al corazón y hasta nos alejamos de quienes más amamos; pero cuando aparecen esos espacios de luz, de conexión con la naturaleza, cuando la vista de un paisaje o el sonido del viento te conecta con esos momentos de felicidad, con el pasado, cuando te transporta a esos espacios de ilusión sin derrotas, recuerdas y sientes que a pesar de todo lo que se pueda buscar, la familia lo es todo.
Yo le temo a la muerte, pero no a la mía, de niño y hasta ahora las únicas pesadillas que tengo se escenifican en enterarme que ya no voy a ver a mi abuelo, soñar que muere me despierta con grandes vacíos. El año pasado estando en Washington, después de mucho tuve una pesadilla, llamé de madrugada a mi prima asustándola por mi sorpresiva preocupación, todo estaba bien.
Cierta vez soñé que él había fallecido y yo salía corriendo de su casa, corría llorando por las calles sin rumbo, sin dejar de pensar que ya no iba a poder verlo, que ya no iba a poder acudir a recibir sus bendiciones o alegrías de cada locura que le contaba que quería emprender y que de alguna u otra forma él siempre contribuía a que se haga realidad.
Cuando estas ideas aparecen en mis pensamientos la tristeza me inunda y me molesta que a veces no tenga tiempo para poder verlo. No sabré que hacer el día que ya no esté, su mirada me transmite seguridad y comprensión, su sonrisa aprobación y confianza y sus consejos siempre están llenos de sabiduría, que calma mi estrés laboral.
La madurez y el conocimiento son mortales, nada es perfecto, solo el amor es divino, incomprensible, indomable, las fortalezas que se consiguen con cansancio y aprendizaje tiemblan cuando aparecen las pesadillas, nos quedamos movidos, desestabilizados y eso es algo que asusta.
Admiro mucho a mi abuelo que es como mi padre, lo admiro porque lo respeto y lo respeto porque es consistente. Es un gran padre el hombre que ahora veo encogido con los ojos caídos, el pelo blanco y los pasos medidos, es un gran hombre mi padre que cuando escucha que estoy entrando a verlo se levanta feliz de un brinco y viene a mi encuentro.
Todo lo que soy lo sabe, los secretos no existen donde no importan los errores y excesos cometidos, el amor no lastima, no condena, es paciente. Algunos creen que mostrar los sentimientos deja a uno propenso frente a sus enemigos, pero yo considero que cuando mezclas la creatividad con lo justo, le juegas a la maldad hasta ganar.
Nunca me ha juzgado pero me ha orientado, nunca me ha fallado y si alguna vez algo se nos pasó trató de recompensar, por eso para mí es como la solución para cualquier preocupación y la motivación para seguir con mis sueños.
Algo que el tiempo nos ha quitado o tal vez me ha enfriado, era cuando en la primaria solía recitar poesías en todas las festividades escolares, y luego replicaba el recital en casa de mis abuelos delante de toda la familia, lo hacía con las mismas ganas y energías que ponía en el escenario del colegio. Mi hermana y primos también lo hacían, luego pasábamos a jugar bingo, antes que la tecnología sea un factor para la distancia presencial en las reuniones familiares.
En todas las etapas de mi vida hasta el momento ha estado involucrado, innumerables anécdotas, como en la secundaria, mis mejores amigos siempre me decían cuando mis padres no me querían dar dinero: ¡ya sabes a quien pedir, al abuelooooo! Y era verdad, era quien me engreía, y hasta ahora.
Cada paso él me va acompañando, por eso considero que va a ser muy difícil desconectarme de la idea de no volver a verlo en algún momento, me enseñó a cantar el himno nacional, a querer la Amazonía y a respetar a todas las personas por igual, me entregó mi primera llave de la casa, me consiguió mi primer brevete de moto después de que él mismo me enseñó a manejar, me dio mi regalo adelantado por mis dieciocho años y me compró el pasaje cuando regrese a quedarme en la isla, me compró la moto que quería en la universidad y me paga algunos de los viajes que me ayudan a mejorar como líder juvenil social.
Sé que en algún momento me tendré que ir y quedarme fuera del país por algunos años, tal vez eso ayude si es que algo triste sucediese, pero el tiempo avanza y te enseña cosas bien drásticas, y no sé qué pasará cuando llegue el momento de enfrentar la lección de que el tiempo pasa.
Las personas son la expresión de su crianza, luego con las relaciones pueden optar otros pensamientos, acoplar nuevas ideas hasta diferentes a las que uno tenía e incluso actuar de otros modos, pero si la esencia fue positiva, la persona siempre volverá a la tranquilidad.
Una de las costumbres que copié de él fue guardar cada detalle material que pueda contener una carga emocional; los libros, la lectura, una de sus principales pasiones que también lo llevo conmigo.
Él ha sido un miembro de la Benemérita Guardia Civil del Perú, ha defendido a su patria y ha contribuido a la justicia sin reconocimientos del Estado como muy pocos lo hacen conscientemente, y cuando estuve en las marchas sociales promovidas por jóvenes y gritábamos en las calles lo que hacían con nosotros injustamente las autoridades y las personas nos miraban sin entender, yo recordaba las palabras de mi abuelo que me decía que no todo tiene que ser reconocido para que uno sienta que está haciendo lo correcto y que está apoyando al cambio. Él desde su función como policía demostraba los valores que le dio su madre y yo en las luchas sociales demostraba la fortaleza que aprendí de él, a defender lo justo.
Ya no puede llevarme en sus hombros, ni cargarme, ya no podemos salir en su moto setenta, ni andar en la mía, ya no podemos pasar más tiempo juntos porque existe el trabajo, la competencia y el éxito, pero lo que nunca dejará de saber de todas las formas en las que mi alma pueda expresarse, es que ÉL es mi inspiración.
Nos accidentamos, nos alejamos por motivos de viaje, no tengo tatuajes porque me lo pidió y ahora ni me atraen, don Hermann Francisco Tóbies López, como siempre te digo, llevaré lejos el apellido y las enseñanzas que me diste, por eso necesito que sigas más años a mi lado, para seguir buscando la trascendencia por encima de los beneficios para uno mismo, tienes que estar a mi lado para seguir apostando por la Re-evolución Amazónica. ¡Feliz cumpleaños amado abuelo padre!