Fernando Herman Moberg Tobies
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@FernandoMobergT
Llego a la plaza 28 de Julio, varios jóvenes nos estamos reuniendo para realizar una movilización en contra de los derrames de petróleo que están contaminando los ríos de nuestra querida Amazonía. Algunos de los presentes escriben en cartulinas creando carteles con frases y dibujos que llamen la atención a la conciencia de la población mezquina y extremadamente autónoma, otros se pintan el rostro con facciones de animales que viven sin destruir su ambiente, como también hay quienes tienen disfraces de árboles que son los que purifican el aire que nos da vida gratuitamente. Todos hemos venido con prendas negras, se siente nostalgia e ilusión, se siente la energía de los que aún deseamos el cambio de corazón y no para lucrar, el luto de ver como Matan a Nuestra Selva ha empezado.
Una de las organizadoras, líder social de una de las asociaciones culturales que realmente trabajan por la sociedad sin sueldo o interés económico, avisa a todos los presentes que nos dirijamos hacia la pista de la Bermúdez para ubicarnos y de esa manera ya salir a las calles, salir a decir a nuestra gente que nos están matando lentamente, a demostrar que no debemos, nunca, desconectarnos de nuestra esencia natural, de nuestra realidad evolutiva, por más posición «social» u obligaciones que hayamos podido conquistar en la escala materialista. La banda de música con el inicio del sonido de la trompeta da comienzo a la caminata pacífica de la juventud loretana, aquella juventud con metas y esperanza, aquella juventud tal vez golpeada y perseverante, aquella juventud que intenta revindicar el valor de ser joven, etapa fundamental en el desarrollo de la persona, cimiento de los sueños, proyección de la estabilidad.
Nuestra Selva Está de Luto, son las letras que están en la gigantografía que empieza la justa movilización, detrás de los que cargan el banner están los árboles, disfraces que en su interior alberga a los que se olvidan de las etiquetas y contribuyen a una causa que no tiene por qué tener explicaciones, solo eso; dos de ellos son jóvenes ambientalistas profesionales graduados y con grandes oportunidades en el extranjero, otro es un hermano iquiteño con síndrome de down que entiende que están destruyéndonos y no lo puede aceptar, hay un niño vendedor de golosinas que dejó su caja para luchar por su ciudad, también hay dos señores casi ancianos que recordaron sus anhelos del pasado y consideraron que nunca es tarde para levantar la voz por lo justo, por lo esencial, por proteger el lugar donde vivimos. Detrás siguen los de la banda de música cargando sus pesados instrumentos, sudando gratis bajo el sol y compartiendo sin cobrar por su colaboración, Iquitos, ¡¡¡Querida Selva!!! ¿La gratitud fue conquistada por la ambición? La fila sigue con las personas que cargan sus carteles, influenciados por la inteligencia natural de nuestra especie que se vuelve cada día más artificial. «Agua SÍ, Petróleo NO», «Es momento de energías alternativas», «Inversión SÍ, Destrucción NO», «No al dinero fácil y rápido, Inviertan sin afectar al pueblo», son las frases que gritamos con convicción por un cambio, es momento que protejamos nuestra casa, que nos hagamos respetar frente a una nación que nos menosprecia con sonrisas fingidas e intereses enmascarados.
Cuando un ecosistema es variado, rico y demasiado productivo, al mismo tiempo es peligroso y amenazador, una de las teorías de que nos mantienen sin carreteras y conexiones, es que contamos con tres tesoros inmensamente interesantes para los ambiciosos y millonarios: Agua, Petróleo y Madera, por lo que necesitan a una población dormida, distraída en la vanidad y la superficialidad para que no nos demos cuenta que ellos sí mejoran y nosotros a las justas algo, nos quieren por debajo del promedio de la inteligencia, para no razonar, no fiscalizar, para no accionar, no levantarnos como a este tipo de acciones, nos quieren enfermos, por eso la salud pública es paupérrima, porque hombres sanos son hombres preparados para cualquier situación adversa, para un sobreesfuerzo; hombres enfermos, son un pueblo preocupados por su subsistencia, por eso no nos quieren conectar, no nos quieren educar, porque muy en el fondo nos temen, saben que somos amazónicos, que tenemos la energía de la naturaleza en nuestra psiquis, saben que si realmente despertamos, tendrían que respetarnos, aplicar realmente la democracia y los derechos pisados y aburridos para el dinero fácil y tentador, si fuéramos mas de dos cuadras, como ahora somos, podríamos poner al Estado y a los empresarios realmente al servicio del pueblo, y no como es ahora que servimos como esclavos con libertad e igualdad solo en teorías, ya que el estrés, el cáncer, la hipertensión, entre otras enfermedades psicofísicas que son generadas por el sistema social que nos brinda el grandioso Estado, nos demuestra que algo no está funcionado para el bienestar, que se supone que para eso vivimos, para estar bien.
Algunos motocarristas se molestan por nuestra caminata y nos dicen algunas palabras innecesarias e inaceptables por personas que días atrás exigían un derecho propio, y nosotros estamos caminando por un derecho que nos afecta a todos, sin excepción, los alimentos y animales serán rociados por la lluvia ácida que caerá producto de la evaporación del agua contaminada, en este caso con petróleo, buscamos que se respete un derecho no propio, por encima de nuestras conveniencias directas, por lo que solo sonreímos a palabras que no respondemos por convicción.
La policía nos resguarda, según ellos para protegernos, pero ¿con fusiles? ¿Con lanza bomba lacrimógenas? ¿Con pistolas? ¿Con escudos? ¿Con prepotencia? Qué orden público pueden alterar ¡¡¡ARTISTAS, MÚSICOS, PINTORES, FOTÓGRAFOS, JÓVENES DE CÍRCULOS DE ESTUDIOS DE LAS UNIVERSIDADES, ESTUDIANTES DE COLEGIOS, ASOCIACIONES JUVENILES SOCIALES, NIÑOS, MUJERES LORETANAS, HERMANOS CON SÍNDROME DE DOWN, ANCIANOS, JÓVENES PROFESIONALES, CUIDADORES DE MOTO, MOZOS, JÓVENES TÉCNICOS, EXTRANJEROS, ASOCIACIONES LGTB!!! ¿Acaso tenemos palos, machetes, piedras, para ser tratados como vándalos o delincuentes? Una ofensa no conseguida a las personas que estamos presentes, que buscamos que se respeten y apliquen las leyes que solidifican la idea de nuestro país, secuestrado por un sistema corrompido por las coimas e intereses fríos arrasadores.
Llegamos al local de Petroperú, nadie sale a recibirnos, a darnos alguna explicación, se supone que es una empresa pública, y las empresa públicas pertenecen al Estado, y el Estado está al servicio y se debe al pueblo, a la población que vota en las elecciones para cambiarlos la vida, y por consecuente se supone que deben de salir a decirnos algo, Petroperú es una entidad del Estado que debe de estar al servicio de la población loretana, tierra de donde extraen nuestro mineral que les da buenos sueldos a sus funcionarios que no les interesa dar la cara, saludar a su población a la que representan, y explicar a esta juventud preocupada por la situación de contaminación en nuestros ríos, pero nada, una pena volver a comprobar que no hay Estado, no hay Nación para el pueblo, solo regalos miserables en las elecciones, y ya de ahí nada más.
Colocamos los carteles con los mensajes que sentimos en la vereda del local de la avenida La Marina, la policía se ha puesto entre la reja y nosotros, como si fuéramos a hacer disturbio, como si no contara nuestros antecedentes que demuestran gran trabajo y lucha social académica, igual sus ofensas no nos bajarán la cara, nadie podrá desmerecer el valor y la importancia del tiempo de las personas que han dejado de hacer sus actividades para unirse a una causa que solo busca que no contaminen nuestros ríos, que no destruyan nuestra naturaleza, que no maten a nuestras especies de flora y fauna, y que por consecuente nos dejen tener una vida saludable, digna y natural. Utilicemos la inteligencia, el conocimiento, la evolución, ya es momento de pasarnos a las energías alternativas, inversión SÍ, desarrollo SÍ, pero no de la forma más fácil, destruyendo y contaminando, se supone que las personas que nos dirigen son extraordinarias, y deben plantear cosas extraordinarias.
