Peruanos ayudando a loretanos

El calor se está acentuando, ya no hay las lluvias de la madrugada, el río ha comenzado a bajar su nivel, se viene la vaciante y con ella el peligro de  terribles enfermedades, esas que en el menor descuido pueden llevar a la tumba a nuestros niños y a nuestros ancianos, los más vulnerables a contagiarse de malaria, dengue, chikungunya, cólera, leptospirosis y otras.
Los pueblos cercanos a las riberas de los ríos han sido arrasados por la fuerza de las aguas, los sembríos están destruidos, las modestas escuelitas no tienen la alegre presencia de los niños porque el agua ha inundado el local escolar, nadie está en sus viviendas que gracias a Dios se mantienen en pie porque las boas se han refugiado en ellas buscando calor. Miles de familias están en manos del Creador, porque el Gobierno Central donde nace el poder del Estado nos ha abandonado y ahora somos huérfanos desvalidos, desamparados en la más espantosa pobreza.
Ni Loreto ni los loretanos importa al Estado peruano que, en el mejor de los casos, solo sirve para ser abanderado  portador de la demagogia que identifica a esa gente del gobierno que se llena la boca con declaratorias de emergencia que quedan en el papel del diario oficial.
El gobernador de Loreto, al igual que todo loretano ha manifestado su resentimiento con una rabia justificada, refiriéndose al Estado: «Ni un sol nos han dado», pese a dos declaratorias de emergencia, ha dicho Fernando Meléndez.
La magnitud de la emergencia no es ajena a nadie que posee el don divino de la solidaridad que es acudir en ayuda de quien necesita. Es por eso que UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) se ha puesto del lado nuestro, de los niños de la más grande y más olvidada región del Perú, iniciando una campaña para que los peruanos acudan en ayuda de sus hermanos de la selva con un aporte monetario de seis nuevos soles que los puede hacer llegar a través de la cuenta de UNICEF en el Banco de Crédito del Perú.
Así estemos en la desgracia, alcemos la mirada optimista en que vamos a salir adelante con la ayuda de nuestros hermanos peruanos de la costa, de la sierra, del norte, del centro y del sur, porque estamos seguros que nos extenderán su mano generosa. Y al Estado peruano decirle que no se tome molestias que ya no las necesitamos, pero que si en algún momento ese mismo Estado nos llama para defender sus fronteras ahí estaremos para ofrecer nuestras vidas por la patria, como siempre lo hicimos.
¡Peruano, es hoy por mí, mañana por ti!