Pasión y resurrección

Cada año en Semana Santa, Jesús nos invita a la reflexión, al cambio de vida, a renovar nuestra fe, pero como seres humanos simples mortales persistimos en nuestros actos erróneos, pero cuando vemos la cosa seria apelamos a una serie de argumentos para justificarnos, con la arrogancia terrenal que solo al umbral de la muerte muchos lo olvidan, y unos tantos la mantienen.

Nuestra propia vida es una Pasión, por supuesto que nada en lo absoluto comparable con la misión de Cristo Jesús, el Hijo de Dios Padre, para los que somos y nos reconocemos cristianos, por lo menos de nombre, aunque en obras todavía nos falte muchísimo.

Entonces, en estos días estamos reviviendo la vida de Jesús, su paso por la tierra, sus enseñanzas, sus ejemplos de vida, su relación con los apóstoles, con su madre María porque de su padre José poco se habla en la Biblia, casi nada comparativamente a la figura de su progenitora, de la forma cómo respondió a los gobernantes de aquella lejana época. Toda una vida que marca las nuestras.

Pero, siempre nos estamos preguntando si esa marcación implica querer parecernos a él en sus acciones, vale decir sus enseñanzas, o quizás es un cumplido como muchas veces cuando vamos a Misa y miramos al sacerdote, pero nuestra mente se distrae. Y así podremos medir nuestra cercanía a Jesús.

La Pasión de Jesús, nos muestra desgarradoras escenas de dolor físico y del alma, porque estaba claro que Jesús no quería morir, Él se sometió a las órdenes del Dios Padre. Estaba trazado su destino y él lo sabía, o lo presentía. Estaba escrito, se suele leer. Una muerte que significó nuestra Salvación, nuestra Liberación del pecado.

Aunque en el fondo de nuestro ser no nos quede muy claro esa parte, puesto que si estamos salvos y liberados, bueno, será que tenemos que dar muestra con acciones que somos merecedores de ello. Es el Misterio de la Fe. Y así lo asumimos con la humildad de los simples mortales.

Esperamos y rogamos que mañana Domingo Santo la resurrección simbólica de Jesús, represente un nuevo compromiso, con más fuerzas y la sabiduría necesaria para poder demostrar con hechos que te Amamos Señor del Universo.