Para elegir congresistas debemos ser selectivos

Hastiados, como la mayoría de peruanos, de los escándalos que día a día son lugar común en los ámbitos del Congreso de la República, un amplio sector de la ciudadanía, ofrece levantar su voz de protesta y recriminar la improvisación y el derroche en la función congresal, eligiendo en los próximos comicios, a ciudadanos cuya honestidad  sea debidamente comprobada, así como  su preparación cultural manifestada en el conocimiento real de los problemas que adolece la región.

Sobre el  mismo tema; y ubicado en su papel de ciudadano respetable, el ex congresista y en su momento presidente del Senado, Felipe Osterling Parodi, señaló  que siente indignación al ser testigo de como el Congreso en su conjunto, tiene una capacidad muy limitada que no puede ser cubierta con los pocos legisladores que si son conscientes de su deber para con la ciudadanía y el país.

El prestigiado político señala la pobreza de nivel en las intervenciones de los actuales legisladores; y asegura que los debates en el pleno dan vergüenza, dada la escasa o ninguna preparación de quienes llegaron al Congreso por azar de las circunstancias.

Entristecido y furioso,  deploró asimismo los emolumentos que recibe cada legislador, señalando que muy bien pagados estarían,  si el sueldo  fuera de dos mil soles mensuales y nada más.

Tomando como sugerencia valiosa el remedio que propone quien fuera presidente del Senado, en el acto golpista de Fujimori, referente a la necesidad  de crear un ente de control o verificador de los antecedentes de cada candidato, creemos que se podría  lograr que por lo menos quienes aspiran a legislar presenten una imagen de probidad que los respalde en la calificación ciudadana mediante el voto.

De las propuestas de este renombrado  político, abogado de profesión, entendemos que  en otros países existen reglas que norman la actividad parlamentaria y evitan que como en el Perú, ingresen a la estructura  parlamentaria, personajes con antecedentes penales o sujetos a mandato judicial, lo que en realidad desnaturaliza la verdadera esencia de lo que debe ser un Congreso.

Es de esperar que con la vigencia de la ley de Partidos Políticos, se vayan dando normas que  permitan una mejor selección de la estructura humana de nuestro congreso, pues solo así la ciudadanía recuperaría la confianza  en los hombres elegidos para legislar.