P I E N S A S

Por: Fernando Herman Moberg Tobies
http://riendasciegas.wordpress.com
hmoberg@hotmail.com

Riendas Ciegas

Son los caminos que anhelo, los que mi alma vivió, sabia y luchadora, que jamás se rindió.

Estoy sentado en una roca a unos cien metros de la orilla del mar, el aire juega con mi cabello y acaricia mi rostro. Mis pensamientos vuelan y se pierden en la densidad de esas aguas saladas y frías. Observo  aquella arena donde millones de pisadas quedaron impregnadas, y con el tiempo se fueron al olvido. Ya quisiera ser como aquella arena playera, sin pasado, ni futuro, sin recuerdos que se cargan en el caminar de una vida. Cada marca que se impregna en ella, viene el aire y se la lleva.

Camino descalzo sintiendo la frescura del verano, en el cielo observo a aquellas aves que vuelan sin miedo hacia su destino, en busca de lo que su corazón manda. ¿Podría ser, como aquellas avecillas? ¿Lanzarme hacia mis sueños, guiado por mi corazón? ¿Seré capaz de resistir las tempestades para llegar a mis metas? Son estas riendas ciegas las que aún no conozco.

Levanto mis ojos hacia el sol, no resisto y quito la vista de inmediato. Creo ser como aquella esfera cegadora luminosa, las personas creen que al verlo saben cómo es y pueden definirlo; pase el tiempo que pase, verán y dirán lo que quieren creer, más no lo que realmente es. El ser humano es sordo frente a los gritos desesperados del alma y ciego frente a lo que es el amor.

Miro al océano, que parece estar en calma, pero más allá de lo que transmite, nunca está tranquilo, sus olas caudalosas van y vienen. Pienso en mi vida, analizo cada batalla que luché por mis ideales, acabando derrotado, comprendiendo que la vida no es para experimentar, sino para continuar. ¿Será cierto esto? ¿Cuál es el objetivo de conseguir algo solo para el placer de los demás? Las personas sonríen por necesidad de aparentar, examinan con los ojos y no con sabiduría. Mi mente no asimila la lucha que se desata en mi interior. Sí, caminar en riendas ciegas o  avanzar como títere.

Grito al ser Omnipotente de los mil nombres, que está en el cielo y en la tierra, pidiendo respuestas frente a mis pesares. Medito buscando paz; lo consigo, pero no me llegan las señales a mis preguntas. ¿Existes o no? o ¿Fuiste creado para llenar las dudas insaciables de tu benevolente creación? No me interesa, me levanto, seco mis lágrimas, camino hacia mi auto, respiro profundamente, disfruto del aire, subo a mi movilidad, y contemplo una vez más ese hermoso paisaje, que sigue un equilibrio perfecto que pasa inadvertido frente a nosotros. Pero al seguir reflexionando, consigo mi señal; aunque todo tenga un orden irracional, siempre hay algo que sigue las riendas ciegas, y ella es la naturaleza. Sonrío feliz al ser Omnipotente de los mil nombres. Me dio la señal que necesitaba. Que los pocos que aún caminan luchando por sus sueños, hacen la diferencia.