Otra vez invasiones

Estamos viviendo momentos de violencia en diversos espacios de la sociedad a lo que se suma el deseo de tener un lote para construir nuestra vivienda. Ello porque en ese objetivo equivocadamente mucha gente invade terrenos que están registrados en la legalidad con propietarios, por tanto se tendría que respetar.
Lamentablemente hay traficantes de terrenos que mueven estos asaltos a las propiedades donde incluso se desarrollan actividades productivas o cumplen una función dentro de una actividad económica de sus propietarios. Y lo que tenemos que hacer es defender la legalidad, aunque a veces parezca muy duro.
El tema es que los que impulsan las invasiones sorprenden a familias necesitadas de un lote de terreno, realizan cobros por la “gestión” y esto lo saben en los asentamientos humanos recientemente formados, donde incluso los lotes pasan de posesionario a posesionario con una facilidad de quién paga más.
Hay posesionarios que han advertido de lo que pasa en estas pequeñas poblaciones donde prefieren callar por las amenazas sutiles y directas que también se dan. Es una forma de vida de gente que se hace llamar dirigente, pero que están involucrados en el negocio ilegal que representa invadir terrenos enmarcados en la propiedad privada.
Lo que mucha gente no conoce que en la historia de las hectáreas de terrenos está el sacrificio de generaciones de familias, que desde hace décadas atrás han venido desarrollando proyectos productivos familiares, cayéndose y levantándose, y así han pasado años trabajando en lo que su esfuerzo y gestión ha logrado para llegar a ser propietarios.
Y el tema es que estas personas que han sido vulneradas en su derecho y procesan a los invasores, como es de suponer y les asiste la ley, logran que se ordene el desalojo judicial y es ahí donde se da el proceso dramático y violento. Quizás a muchas de estas familias les engañan y animan a que van a conseguir el lote, los terrenos, poniendo ejemplos de otros asentamientos que nacieron así. Y es cierto, sobre todo en propiedades del Estado, aunque hasta en estas áreas también ya se han puesto firmes para no permitir esos hechos que contravienen el derecho a la propiedad sea privado o del Estado.
Claro que a todos nos conmueven estas escenas de desalojos porque además los invasores ponen a sus hijos de escudos y los exponen, faltando también al derecho a la protección y seguridad que tienen los menores de edad ante la ley. Todo esto es lamentable. Y se espera que las personas adultas entendamos que se tiene que respetar lo que no nos pertenece.
Y que las autoridades promuevan lotes de terreno económicos para las familias que no tienen casa. Y que se entienda que estas áreas no van a estar en el centro urbano o semiurbano. Esto también es un tema que debe quedar claro. El principio es respetar la propiedad ajena como base de paz social.